Por Ernesto Hernández Lacher
Redacción Internacional
El nuevo monarca es uno de los miembros menos apreciados de toda la realeza británica en subir al trono, según analistas, y aunque su popularidad sube de a poco con el pasar de los meses, ahora tiene por delante una complicada labor.
Mantener la unidad del reinado británico, los temas ecológicos, revisar el pasado colonial, modernizar ciertos aspectos de la monarquía y gestionar rencillas familiares, serán algunos de los desafíos del recién ungido rey.
Para ello, Carlos III deberá mantener la monarquía en los 15 reinos que heredó, algunos tan relevantes como Canadá, Australia o Nueva Zelanda.
En el Caribe, Jamaica tiene previsto celebrar un referendo en 2024 para elegir entre república o corona británica en la jefatura del Estado, mientras países como Belice buscan seguir el mismo camino.
Carlos III deberá reconducir además las relaciones con el viejo continente tras el Brexit (salida de Reino Unido de la Unión Europea), por eso su primera visita de Estado es Alemania, considerada la locomotora comunitaria.
PROTESTAS, EL TRASFONDO DE LA CORONACIÓN
Durante la fastuosa investidura del ahora rey Carlos III de Reino Unido y su esposa Camila, manifestantes republicanos tomaron las calles de Londres y Cardiff, en Gales, descontentos con la monarquía y los gastos excesivos en medio de una gran crisis económica.
La Policía Metropolitana de la capital informó que se practicaron decenas de detenciones por delitos como alteración del orden público y conspiración en un ambiente que incluyó abucheos y consignas desconociendo la coronación.
No es mi rey, coreaban algunos, según imágenes transmitidas por la televisión de una ceremonia cuyo costo millonario irritó a los manifestantes en medio de una crisis económica que impide a no pocos el pago de facturas de la electricidad y la compra de insumos básicos.
En la Abadía de Westminster transcurrió la solemne ceremonia, presidida por el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, primado de la iglesia de Inglaterra, y que contó con la asistencia de dos mil 200 personas bajo una lluvia intermitente.
Muchos seguidores de la realeza se agolparon en las calles de Londres y millones siguieron la ceremonia desde casa, pero no pocos británicos cuestionaron el despilfarro en un acontecimiento tan opulento, pues la crisis del costo de la vida aún azota al país.
Así lo reflejaron varios medios de prensa que aludieron a la inflación persistentemente alta, años de estancamiento salarial, así como a la repentina y pronunciada subida de precios de la energía con un costo de millones de nacionales al borde de la pobreza.
Se desconoce el monto exacto de los gastos ceremoniales, pues el Gobierno no reveló esa cifra, pero las estimaciones de los medios de comunicación la ubican entre 50 y 100 millones de libras esterlinas (de 100 a 150 millones de dólares).
Mientras tanto, los salarios reales, incluidas las primas, disminuyeron un tres por ciento desde noviembre del pasado año, según la Oficina de Estadísticas Nacionales, una de las mayores caídas desde que se iniciaron los registros en 2001.
La conocida Plaza de Trafalgar fue uno de los focos principales donde los manifestantes se reunieron con pancartas contra la monarquía e imágenes de la princesa Diana.
En tanto, en Escocia hubo manifestaciones a favor de la independencia con epicentro en las calles de Glasgow, donde ocurrió una protesta convocada por la organización AUOB.
REALEZA FORÁNEA PRESENTE EN LA INVESTIDURA
Por primera vez miembros de la realeza de otros países participaron en la coronación de un monarca británico, incluidos los reyes de España, Felipe VI y Letizia, quienes asistieron a la recepción ofrecida por Carlos III.
Además, acudieron a la cita los reyes Abdalá y Rania de Jordania, los príncipes Alberto y Charlene de Mónaco, Guillermo Alejandro y Máxima, de Países Bajos, y el emir de Qatar, Tamim bin Hamad al Thani.
Pese a que Reino Unido ya no es miembro de la Unión Europea, los máximos representantes de sus tres poderes asistieron a la coronación: la presidenta del Ejecutivo, Ursula von der Leyen; el líder del Consejo comunitario, Charles Michel, y la máxima representante del legislativo, Roberta Metsola.
Mientras, desde otros países más cercanos al Reino Unido, como Irlanda o Polonia, llegaron los respectivos mandatarios Michael Higgins y Andrzej Duda.
De esa manera, entre protestas, crisis económica y presencia inédita de la realeza foránea, trascurrió la coronación del monarca británico, quien deberá asumir, entre otros temas, el reto de mantener la unión del Reino, al calmar intenciones independentistas que amenazan desde Escocia e Irlanda de Norte.
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