Bajo el argumento de eliminar presuntas amenazas de grupos radicales, los conflictos bélicos estimulados por Washington desde 2001 aun provocan sufrimiento a civiles víctimas de las conflagraciones, según el informe del Proyecto Costos de la Guerra del Instituto Watson de Asuntos Internacionales y Públicos de la Universidad de Brown, con sede en Rhode Island.
El análisis muestra “cómo la muerte sobrevive a la guerra”, al examinar a las personas que perdieron la vida en Afganistán, Iraq, Libia, Pakistán, Somalia, Siria y Yemen.
“En un lugar como Afganistán, la pregunta es si alguna muerte puede considerarse hoy no relacionada con la guerra. Los enfrentamientos a menudo matan a mucha más gente indirectamente que en combate, sobre todo a niños pequeños”, señaló la autora del informe Stephanie Savell, en un comunicado citado por el sitio Common Dreams.
La publicación “revisa las últimas investigaciones para examinar las vías causales que han llevado a un estimado aproximado de tres millones 700 mil fallecimientos indirectos en conflictos posteriores al 11 de septiembre (de 2001)”, cuando un ataque terrorista en Nueva York mató a cerca de tres mil personas.
Aunque la cifra total de decesos se desconoce con exactitud, el análisis estimó que el saldo total de las guerras podría implicar al menos cuatro millones 500 mil víctimas fatales.
Savell añadió que la investigación indica cómo más personas, especialmente niños y miembros de poblaciones marginadas, perecieron por los efectos de las conflagraciones debido a la pobreza creciente, la inseguridad alimentaria, la contaminación ambiental, el trauma continuo de la violencia, así como la destrucción los centros asistenciales y la infraestructura pública.
Según el informe, “la gran mayoría de las muertes en la guerra se deben a la desnutrición, problemas relacionados con el embarazo y el parto, y muchas enfermedades, incluidas las infecciosas y las no transmisibles como el cáncer”.
Savell consideró que las partes beligerantes que dañan la infraestructura con un impacto en la salud de la población tienen la obligación moral de brindar asistencia y reparaciones rápidas y efectivas.
“El Gobierno de Estados Unidos podría hacer mucho más de lo que actualmente hace para cumplir con esta responsabilidad”, remarcó, en referencia a las secuelas dejadas por los conflictos bélicos que ese propio país promovió.
La llamada guerra contra el terrorismo se inició después de los ataques del 11 de septiembre acaecidos en el país norteño y, bajo el pretexto de eliminar a los grupos radicales, se cometieron violaciones a los derechos humanos de las poblaciones involucradas y se desconocieron decenas de pactos internacionales, aseguran los expertos.
mgt/ifs