Comenzaron el jueves último en una playa montevideana y repicarán durante siete jornadas de rituales día y noche, incluso en la intimidad del hogar.
Es la respuesta al llamado del grupo Atabaque y la Institución Federada Afroumbandista (IFA), según explicó al diario El Observador la “Mae” Susana Andrade, declarada Ciudadana Ilustre por la Intendencia de Montevideo.
El grupo Atabaque y la Institución Federada Afroumbandista (IFA) hicieron «un llamado a la gente afroumbandista de todo el Uruguay» y se unieron «varios templos», explicó.
La umbanda es una religión de origen brasileño, en la que se mezclan la herencia de las creencias africanas traídas a América por los esclavos de la era colonial, con elementos cristianos y tradiciones de los pueblos nativos.
Está extendida a naciones vecinas como Uruguay, Argentina y Paraguay.
Cultos africanos, catolicismo popular y espiritismo podrían definir su sincretismo.
«Se combinan varias tamboreras y tamboreros para que nunca deje de sonar el toque ritual y los cantos de alabanza y ruego a Orixás, Caboclos, Pretas y Pretos Velhos, Exus y Pombagiras». «Hay gente de candombe de diferentes cuerdas también», dijo Andrade, ex diputada suplente por el Frente Amplio.
En las invocaciones está la lluvia, cuya ausencia agravó el déficit hídrico y tiene en volúmenes mínimos a la represa Paso Severino, la principal fuente de abasto de la capital y su zona conurbada.
Para paliar la crisis y “estirar” las existencias, la administración de Obras Sanitarias del Estado aprobó elevar el límite de salinidad del agua, que extraen ahora más cerca del estuario del Río de la Plata, cuya desembocadura, al este, se funde con el océano Atlántico.
La que sale por los grifos de esta ciudad es un agua “no potable, pero bebible”, según la definición del ministro de Medio Ambiente, Robert Bouvier.
De su lado, la ministra de Salud Pública, Karina Rando, recomendó a embarazadas, bebés y personas con varios padecimientos consumir agua embotellada, algo que no está al alcance del bolsillo de todos los uruguayos.
La crisis del agua tiene derivaciones políticas y resulta otro punto de confrontación entre el Gobierno, la oposición y sectores ciudadanos.
Pero más allá de la política, los toques de tambor y ruegos de estos días piden agua para todos.
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