Arabia Saudita y Estados Unidos, quienes actuaron como mediadores en las negociaciones para la tregua, aseguraron que se buscaría un mecanismo de control y vigilancia para el alto el fuego pero hasta el momento no hay definiciones en el terreno.
Luego de más de un mes de combates, los habitantes de Jartum continúan en medio de un calor asfixiante y sin alimentos ni agua. Tampoco hay electricidad ni telecomunicaciones.
La tregua –señalan observadores políticos- debía servir para reactivar los servicios en los hospitales y reabastecer al país de una ayuda humanitaria que, según Naciones Unidas, necesitan 25 millones de sus 45 millones de habitantes.
Testigos presenciales señalan que el ejército controla el aire pero tiene pocos efectivos en el terreno, mientras que las RSF ocupan zonas de la ciudad y han sido acusados de saquear hogares y ocupado instalaciones para trasladar sus posiciones.
En tanto, el representante especial para Sudán de la Secretaría General Naciones Unidas, Volker Perthes, aseguró que las vidas y las infraestructuras están siendo destruidas por el conflicto que se alarga ya durante más de cinco semanas.
Asimismo, el funcionario denunció que la situación de inseguridad está impidiendo la entrega de ayuda humanitaria, aunque espera que esta tregua se haga efectiva y permita los envíos.
Según fuentes médicas, las muertes civiles se acercan al millar, entre ellas 190 niños y ya hay más de seis mil heridos así como una cifra aún desconocida de desaparecidos, además de un millón de personas desplazadas.
La tregua, que entró en vigor la víspera, prevé también la retirada de las fuerzas militares de hospitales y permitir la reparación de las instalaciones de servicios básicos, así como el libre funcionamiento de centros asistenciales y la distribución de ayuda humanitaria, aunque aún nada de eso se cumple
Los enfrentamientos estallaron el pasado 15 de abril por contradicciones en medio de un proceso de integración de las Fuerzas de Apoyo Rápido, lideradas por Mohamed Hamdan Dagalo, vicepresidente del Consejo Soberano de Transición (CST) al seno de las Fuerzas Armadas, y el jefe del Ejército y presidente del CST, Abdelfatá al Burhan.
Ambos, con grado de general, se han disputado el control del país después del derrocamiento en 2019 del presidente Omar al Bashir.
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