Con 372 votos a favor y 108 en contra, los parlamentarios aprobaron la iniciativa y pavimentaron la ruta a la administración para subir el gasto público con planes sociales.
La regla aprobada sustituye el techo de gastos, adoptado en 2016 y que pasó a limitar el crecimiento de los gastos al calendario anterior, siempre con corrección por la inflación.
Ahora el contenido aprobado pasa al Senado y el foco principal está en controlar el gasto público, pero preservando aporte en áreas esenciales, como educación y salud.
Por el nuevo marco fiscal, el aumento será equivalente al 70 por ciento del incremento real de los ingresos el año anterior.
Los gastos siempre crecerán entre el 0,6 y 2,5 por ciento por encima de la inflación.
El objetivo es crear un mecanismo anticíclico, es decir, en momentos de economía más débil, el gasto sería mayor. Y en el de alta, eso no se convierte en gasto.
Si el resultado queda por debajo del nivel de la meta, los gastos al ejercicio siguiente solo podrán crecer el equivalente al 50 por ciento de la elevación real de los ingresos. Cuando lo supera, el excedente se utilizará para inversiones.
La aprobación en Diputados constituye la primera victoria legislativa en el Gobierno de Lula, aunque la Cámara baja todavía debe votar las enmiendas al proyecto.
Para el ministro de Economía, Fernando Haddad, resultó un voto contundente y subrayó que «la Cámara mostró que busca un entendimiento para ayudar a Brasil a recuperar tasas de crecimiento más significativas».
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