Hace ocho meses, un individuo llamado Fernando Sabag apuntó con una pistola a la cabeza de la exjefa de Estado, pero el arma no se disparó.
El hombre, su novia Brenda Uliarte y otro sospechoso (Gabriel Carrizo) permanecen detenidos, en tanto la jueza María Eugenia Capuchetti se negó a analizar los lazos de esas personas con la organización ultraderechista Revolución Federal, la cual recibió financiamiento de la compañía Caputo Hermanos, cuyos dueños están relacionados con el expresidente Mauricio Macri.
Tampoco indagó sobre la presunta relación del diputado Gerardo Milman con los hechos y la implicación de la líder de Propuesta Republicana y aspirante a la Presidencia de este país, Patricia Bullrich, en la eliminación de datos de celulares de varios testigos.
En un nuevo acto de consagración de la impunidad, el fiscal Carlos Rívolo dio por cerrada la investigación del intento de asesinato y pidió la elevación a juicio de la causa únicamente respecto de Uliarte, Sabag y Carrizo. (…) Desde el primer día, las autoridades judiciales pusieron una traba tras otra para impedir que salga a la luz la verdad, escribió la vicemandataria en su página web.
Como dije, para mí no hay ni habrá justicia, ni como acusada ni como víctima. Me quieren presa o muerta, añadió.
Asimismo, criticó la división de la causa en partes y las intenciones de Capuchetti y Rívolo de terminar con ella con una celeridad que nunca antes demostraron.
Todo el proceso se caracterizó por evitar conocer la verdad. Está plagado de testigos que borraron sus teléfonos, pruebas destruidas y un intento evidente y desesperado por evitar hallar la posible participación de terceros, financistas e instigadores, indicó la también presidenta del Senado.
Además, recordó que “hay pagos injustificados de la familia Caputo y posible lavado de dinero en torno a personajes relacionados con el atentado, junto a innumerables indicios de un vínculo entre agrupaciones pseudo políticas violentas y los perpetradores del ataque”.
No se entiende cómo ni por qué Rívolo pretende clausurar una causa en pleno trámite, en la que, necesariamente, la responsabilidad de los autores materiales está atada a la de cualquier persona que haya colaborado desde atrás, concluyó.
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