David Steeves, técnico del Departamento de Recursos Naturales y Renovables de la provincia, comunicó a los periodistas que el incendio ocupaba 9,5 kilómetros cuadrados y es poco probable que crezca debido a una combinación de los esfuerzos de extinción y a la lluvia largamente esperada.
“Estamos pasando de un estado fuera de control a un estado de detención. Significa que, con los recursos actuales que tenemos en el sitio y con las tareas de supresión que se han llevado a cabo, es poco probable que el fuego se propague”, dijo citado por CTV News.
Steeves añadió que quedan varias áreas de preocupación y que los equipos continúan monitoreando de cerca los puntos calientes alrededor del perímetro afectado.
El incendio forestal que estalló el domingo pasado en el área de Halifax atravesó varias subdivisiones, consumiendo alrededor de 200 estructuras, incluidas 151 casas, y obligando a la evacuación de más de 16 mil personas.
El subjefe de bomberos y emergencias regionales de Halifax, Dave Meldrum, informó que la lluvia ha traído alivio, pero también aumenta el riesgo de que los bomberos puedan lastimarse por resbalones o caídas y dificulta las condiciones de trabajo.
Detalló que hasta ahora se han reportado dos lesiones relacionadas con el estrés por calor, y un bombero se golpeó la cabeza mientras movía el equipo, pero nadie resultó gravemente herido.
A pesar de las buenas noticias, el funcionario no aclaró cuándo podrían regresar a sus hogares los miles de residentes desplazados.
Meldrum afirmó que aún queda trabajo por hacer para garantizar que las áreas dañadas sean seguras para todos los residentes.
Nueva Escocia está teniendo una de sus peores temporadas de incendios registradas, con 11 de estos siniestros activos en la provincia hasta el viernes por la noche, según el departamento de recursos naturales de la provincia, abundó la fuente noticiosa.
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