Decenas de miles de manifestantes asistieron a los actos de recordación del levantamiento del 5 de junio de 1963, una serie de marchas que derrocaron la monarquía Pahlavi, hechos que según analistas se consideran como la chispa de la Revolución Islámica.
Las manifestaciones de entonces eran una reacción popular a la detención, del Imam Jomeini, por su contundente y crítico discurso sobre la postura proisraelí y proestadounidense del último monarca de Irán, Mohamadreza Pahlavi.
Se trata de marchas de hace seis décadas que pese a ser pacíficas, fueron brutalmente reprimidas por los agentes del Shah (el rey, en español) en las ciudades de Qom, Teherán (la capital), Varamin, Shiraz y Mashad.
Como consecuencia de esas acciones unos 15 mil civiles perdieron la vida, razón por la cual esta semana se inició luciendo atuendos de luto en todo el país. Durante su discurso, pronunciado dos días antes del levantamiento, el Imam Jomeini, fustigó al régimen Pahlavi por mantener relaciones estrechas con el régimen de Israel, y llamó a la nación iraní a unirse en la lucha contra la monarquía y el sionismo.
Las fuerzas del régimen del Shah irrumpieron en la casa del líder revolucionario iraní y lo detuvieron.
Luego en 1964, el Imam Jomeini fue enviado al exilio a Irak, Turquía y Francia, donde vivió durante 14 años, antes de regresar a Irán, un desarraigo que culminó con la victoria de la Revolución Islámica el 11 de febrero de 1979.
La víspera, el Líder de la Revolución Islámica de Irán, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, resaltó el carácter ejemplar del Imam Jomeini en un discurso con motivo del aniversario 34 de su fallecimiento.
Jamenei aseguró que no se puede borrar la imagen del fundador de la República Islámica de la historia, y tampoco se puede eliminar su legado, pese a toda campaña mediática occidental destinada a difamarlo.
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