Según la revista British Journal of Sports Medicine, más de una hora diaria de ejercicios de intensidad moderada a vigorosa se asociaba a un riesgo de un 74 por ciento menor de desarrollar dicha dolencia.
“Otro hallazgo convincente fue que los participantes en el estudio con un riesgo genético elevado, pero que se encontraban en la categoría de los más activos físicamente, tenían en realidad un riesgo menor de desarrollar diabetes de tipo 2 en comparación con los que tenían un riesgo genético bajo, pero se encontraban en la categoría de los menos activos”, puntualiza la fuente.
Es imposible controlar el riesgo genético, ni antecedentes familiares, pero lo que queda claro es que mediante un estilo de vida activo, se puede combatir gran parte del riesgo excesivo de diabetes tipo 2, resaltan los investigadores de la Universidad de Sídney, Australia.
La actividad física de intensidad moderada describe los movimientos que hacen sudar y perder ligeramente el aliento, como caminar a paso ligero, correr, bailar aeróbicamente, ir en bicicleta cuesta arriba o a ritmo rápido.
El individuo también puede realizar jardinería pesada, que incluye cavar; pero lo importante, en todos los casos, es perder el aliento o llegar a respirar con dificultad.
La diabetes es un problema de salud pública internacional, y hasta 2021 estaban contabilizados 537 millones de adultos diabéticos en todo el mundo.
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