Por Orlando Oramas León
Corresponsal jefe de Prensa Latina en Uruguay
Lo afirma un entendido, el exministro de Ambiente y actual senador Adrián Peña: “Lo importante es que ese mito de que el agua era ilimitada en Uruguay y éramos millonarios en agua, se terminó. Se acaba de terminar”.
Y de su época de titular hizo un comentario sobre la percepción que imperaba en el seno del poder ejecutivo: “Siempre joden que se van a quedar sin agua, pero nunca se quedan sin agua”.
Pero hoy día la situación es totalmente diferente. La causa natural es la sequía que persiste desde hace tres años y por la cual desde hace meses rige aquí la emergencia agropecuaria.
Es un decreto del poder ejecutivo por el cual se implementan medidas de apoyo a los productores.
Los daños en la agropecuaria se calculan en alrededor de dos mil millones de dólares. Para que se tenga una idea, la cosecha de la soya fue menor en 20 por ciento por la seca. Es el cultivo más extendido en Uruguay y uno de sus principales productos de exportación y fuente de divisas.
Hay estimados, según los cuales, Uruguay dejará de ingresar cerca de mil 800 millones de dólares por la abrupta caída en las exportaciones agrícolas.
De acuerdo con el levantamiento de la consultora Blasina y Asociados, en el mejor de los escenarios se espera recolectar unas 800 mil toneladas, muy por debajo de las 2,7 millones de 2022, que significó récord.
Entonces el ingreso fue de alrededor de dos mil millones de dólares y según la consultora para esta cosecha se podrían obtener dividendos por unos 400 millones de dólares.
El golpe se sentirá en el crecimiento del producto interno bruto, porque la sequía recortará, de seguro, los números y desempeño de otros rubros agropecuarios.
Sobre la base de este y otros factores, la última encuesta del Banco Central del Uruguay rebajó a 1,5 por ciento el estimado de crecimiento de la economía en 2023.
AGUA NO POTABLE
La sequía finalmente afectó las reservas de agua, sobre todo el embalse San Severino, en especial los del río Santa Lucia, y el de Canelones, en el departamento vecino y prácticamente seco.
Resultan las principales fuentes de abasto para Montevideo y la zona metropolitana, donde se estima viven unos dos millones de habitantes.
La presa de San Severino está en cota mínima, unos seis millones de metros cúbicos con una capacidad de 70 millones de metros cúbicos del necesario líquido.
Para mantener el abastecimiento la empresa pública Obras Sanitarias del Estado (OSE) resolvió tomar agua del Río de la Plata, que desemboca en el océano Atlántico, y mezclarla con la dulce y natural, de San Severino.
Ello elevó los parámetros de cloruro y sodio del agua que sale por los grifos de la ciudad.
Es un agua no potable, pero bebible, fue la definición del ministro de Ambiente Robert Bouvier.
Por su parte, la ministra de Salud Pública Karina Rando dijo que las embarazadas, bebés y pacientes de varias enfermedades crónicas deben abstenerse de beberla.
Rando recomendó tomar agua embotellada, que el gobierno y otras instituciones reparten en hospitales y escuelas.
Las autoridades incluso alistan planes para importar ese producto, mientras Coca Cola y otras empresas del ramo resultan beneficiadas por la coyuntura.
La crisis del agua tiene su repercusión en el panorama político. Para el opositor Frente Amplio, el gobierno se durmió en sus laureles y no supo alistar una estrategia previsora.
Denunció además que miles de uruguayos que viven en la pobreza no pueden darse el lujo de comprar agua potable.
El Frente y el sindicato de OSE coinciden en que esa empresa se ha visto impactada por políticas de ajuste neoliberales.
Afirman que el presupuesto y el personal de Obras Sanitarias del Estado sufrieron recortes y el gobierno se decanta por acciones privatizadoras en un proyecto a mediano plazo que lanzará a licitación.
La situación provocó una interpelación en el Parlamento al poder Ejecutivo y una movilización de protesta de la central sindical PIT-CNT.
“No tomamos dimensión del problema en el momento debido”, reconoció a la prensa el exministro Duarte.
Puntualizó que OSE no es un ente para comerciar, sino para brindar un servicio público con fines sociales como el suministro del agua y el saneamiento.
El director de Meteorología y Pronóstico del Instituto Uruguayo de Meteorología (Inumet), Néstor Santayana, subrayó que desde fines de 2019 vienen advirtiendo sobre la falta de precipitaciones.
Entretanto, medidas paliativas como la perforación de pozos en esta capital, no parecen resolver el problema.
Tampoco los expertos de Inumet pronostican lluvias suficientes para solucionar la situación y dejar a un lado el consumo de agua dañina para la población.
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