Un comunicado divulgado en el sitio oficial de la Presidencia del Consejo de ministros, indica este jueves que en la tarde del miércoles último la jefa de Gobierno, Giorgia Meloni, recibió a Dbeibah a quien señaló que la estabilización de ese país y su marco político es una prioridad para la seguridad nacional y energética de Italia.
La delegación libia está integrada además por los ministros del Interior, Imad Trabelsi; de Asuntos Exteriores, Najla el Mangoush; de Transportes, Mohamed Shahoubi, y el de Comunicaciones y Asuntos Políticos, Walid al Lafi, así como representantes de varias de las más importantes empresas de ese país.
Los dos líderes también discutieron acerca de la importancia de celebrar elecciones presidenciales y parlamentarias en Libia lo antes posible, también con la mediación de las Naciones Unidas, señala la nota.
Meloni destacó la larga y sólida cooperación entre las dos naciones en el sector energético, tanto del petróleo como del gas, lo que también representa una importante contribución a la estabilización y crecimiento de la nación norafricana.
La mandataria le manifestó al primer ministro libio sus preocupaciones ante la posibilidad de un incremento importante en la migración irregular desde costas de ese país hacia Italia durante los meses de verano y le pidió intensificar los esfuerzos para combatir la trata de personas.
Durante el encuentro, el ministro del Interior italiano, Matteo Piantedosi y Trabelsi, su homólogo libio, firmaron una Declaración de Intenciones en materia de fortalecimiento de la cooperación en materia de seguridad.
Sin embargo, varios políticos opositores cuestionaron la firma de ese convenio con la contraparte libia pues, según señaló el diputado de la Izquierda Italiana, Marco Grimaldi, Trabelsi estuvo «vinculado al tráfico de migrantes desde antes de asumir el cargo de ministro».
Grimaldi denunció, en declaraciones al diario Il Fatto Quotidiano, que organizaciones libias e internacionales de derechos humanos, señalaron al actual titular libio del Interior, como «uno de los los peores violadores de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario».
Ese legislador criticó “las alfombras rojas que despliega Roma para la llegada de personajes cuyo negocio incluye chantajear a Italia y Europa sobre la piel de miles de seres humanos”, apunta hoy ese diario.
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