La sesión inaugural estuvo encabezada por el presidente de Chile, Gabriel Boric, el representante regional de la FAO para América Latina y el Caribe, Mario Lubetkin, y los líderes de las cámaras de diputados y senadores del país anfitrión, Vlado Mirosevic y Juan Antonio Coloma, respectivamente.
Lubetkin leyó un mensaje enviado por el director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Qu Dongyu, quien no pudo viajar a la cumbre.
En su texto, el alto funcionario llamó a evaluar nuevas formas de cooperación e identificar soluciones innovadoras para abordar los retos que ahora le plantean el hambre y la inseguridad alimentaria al mundo entero.
Recordó el aumento dramático de las cifras en los dos últimos años, situación agudizada por los conflictos armados, la amenaza del cambio climático, la pandemia de Covid-19 y la desaceleración económica global que ponen en riesgo el desarrollo de las naciones.
Por otra parte, dijo, el aumento de los precios impide a más de tres mil millones de personas en el mundo acceder a una dieta saludable, lo cual genera fenómenos como la malnutrición infantil y el sobrepeso y la obesidad causados por los malos hábitos alimenticios.
Qu Dongyu señaló que estos problemas afectan de manera desproporcionada a las mujeres y pidió redoblar esfuerzos para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible en 2030, en particular la erradicación del hambre y de la pobreza.
El director general de la FAO reconoció la importancia del trabajo parlamentario en el diseño de leyes y la influencia sobre los gobiernos con el propósito de mejorar la producción, la nutrición, el medio ambiente y la calidad de vida de las personas.
Por su parte, el presidente Gabriel Boric afirmó que ningún esfuerzo es menor o secundario en el combate al hambre y la búsqueda de la seguridad alimentaria y una agricultura sostenible.
En América Latina y el Caribe, dijo, solo entre 2019 y 2021 la cifra de personas que sufren hambre creció de 43 a 56 millones y en la actualidad la inseguridad alimentaria afecta en la región a casi 100 millones.
Somos responsables del 13 por ciento de la producción mundial de alimentos y exportamos el 41 por ciento de nuestras cosechas, con un superávit anual de casi 174 mil millones de dólares y aún así, precisó, 56 millones de latinoamericanos no tienen que comer.
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