El nivel de las aguas bajó tanto por la sequía y la evaporación por tanto calor, que las ruinas del templo quedaron fuera, al descubierto, como si nunca hubiesen estado sumergidas.
El templo dominico del siglo XVI puede ser visitado al parecer durante bastante tiempo, pues para que la represa recupere su nivel y lo vuelva a sumergir demorará bastante.
Ya los turistas están arribando a sus puertas en automóviles y motocicletas. “Muy bonito, impresionante ver después de tantos años que aún existe la pequeña iglesia”, señaló José Eduardo Zea, quien acudió en motocicleta a ver el templo junto con un amigo.
El bajo nivel de la presa empieza a tener efectos en los pescadores de la zona, quienes también se dedican a la cría de peces tilapia.
Hace cinco meses, más o menos, empezó a bajar el agua demasiado, y ya se pasó de lo normal, expuso Darinel Gutiérrez, quien desempeña dicho oficio.
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