Los marchistas se concentraron en la emblemática glorieta de El Ángel en Paseo de la Reforma y otros puntos ceranos, y al mediodía, cuando el sol estaba en su cenit, emprendieron el camino hacia el Zócalo capitalino, y a las 16:00, hora local, todavía no habían llegado al punto de destino ni la mitad de los asistentes.
Demostraron que la familia mexicana los apoya, pues en todo el trayecto cientos de miles de personas, muchos con niños de todas las edades y enarbolando símbolos coloridos propios de esa comunidad, atiborraron las aceras y las dos calles secundarias del paseo, para aplaudirlos y corear junto a ellos sus consignas.
Pero este año la marcha -aunque no perdió su gracia por los disfraces, grupos musicales y el jolgorio propio de esa actividad- fue más sustantiva que en otras ocasiones como anunciaron sus promotores.
Esto se debió a que en los bloques predominaron los llamados no solo a sus reivindicaciones tradicionales, sino al cese del odio de género aliado a la violencia, la no discriminación por ese motivo, a reconocer el espacio que ocupan en la sociedad y que ser parte de esa comunidad no los convierte en extraterrestres, ni dejar de ser humanos comunes.
Exigieron que la diversidad sexual es una condición sine qua non de la persona y cada quien está en su derecho de expresarla y no por ello convertirse en víctimas de quienes entienden el asunto de una manera aborrecible y llegan a los extremos.
“Me enamoro de personas, no de géneros”, “No más desapariciones LGBT+”, “No somos marketing”, “Vivir con libertad y gritar quiénes somos”, ”Soy igual que tú, aunque no lo parezca” y “Mis derechos son los tuyos, no me los niegues”, fueron entre otras muchas, las consignas que se oyeron y leyeron en sus cartelones.
A pesar de un sol abrasador y de que la tercera ola de calor -la cual teóricamente terminó- dejó una decena de muertos, los contingentes no perdieron el entusiasmo, de ahí que sea considerada como la marcha más multitudinaria de las 45 realizadas hasta ahora por el orgullo LGTB+.
En el Zócalo, los voceros de los contingentes pronunciaron sus discursos frente al Palacio Nacional para exigir la implementación de políticas, iniciativas de ley y procesos de procuración de justicia a favor de la comunidad y de grupos vulnerables que viven con VIH-Sida.
Asimismo, alzaron su voz en contra de la desaparición de integrantes de las agrupaciones LGTB+ y a favor de la inclusión de las infancias transexuales.
Después del momento político, grupos musicales -encabezados por Playa Limbo, Coro Gay CDMX, Valentina, Nicoletta y Bruja Prieta, entre otros- amenizaron la fiesta que terminó cuando caía la noche.
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