Tras pasar la noche en los campamentos con aire acondicionado en el Valle de Mina, a siete kilómetros de la Gran Mezquita de La Meca, la ciudad más sagrada para los musulmanes, los feligreses iniciaron sus rezos desde el amanecer de este martes, con temperaturas de 44 grados centígrados.
El Hajj suele ser una de las reuniones religiosas anuales más grandes del mundo, es uno de los Cinco Pilares del Islam y todo musulmán debe hacerlo al menos una vez, en esta ocasión sin restricciones en cuanto a cantidad de concurrentes o sus edades, después de tres años de estar limitado debido a la pandemia de la Covid-19.
Las autoridades sauditas esperan récord de asistencia incluso superior al de 2019 donde alrededor de 2,5 millones de musulmanes de todo el mundo participaron en los rituales, pero al siguiente año y hasta 2022 debido al brote del virus SARS-CoV-2 la asistencia estuvo muy limitada.
Multitudes de fieles se agruparon desde el viernes en La Meca, para luego marchar hacia el Monte Arafat, peregrinos con túnicas blancas y sandalias abarrotaron la antigua ciudad.
Los rituales comenzaron el domingo por la noche en la Gran Mezquita, posteriormente los fieles durmieron en tiendas de campaña el lunes por la noche y llegaron este martes al Monte Arafat, el clímax del Haj, donde se cree que el profeta Mohammed pronunció su sermón final.
Después de arrojar piedras en el ritual de «lapidación del diablo» el miércoles, que marca el inicio de la festividad de Eid Al Adha, los peregrinos regresan a La Meca para realizar un «tawaf» de despedida, dando siete vueltas alrededor de la Kaaba.
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