La noche del 31 de octubre pasado incidió en el rediseño de las alianzas a nivel nacional y marcó el inicio de una confrontación para nombrar al sucesor de Michel Aoun (2016-2022) en el cargo de jefe de Estado de la República.
En un proceso electoral inconcluso desde los comicios legislativos del 15 de mayo del año anterior, la fragmentación en la institución y la lucha de poderes obstaculizan la designación del nuevo mandatario tras la primera sesión de votación el 29 de septiembre.
La segunda convocatoria de 2023, el 14 de junio último, evidenció la necesidad de apostar al diálogo cuando por duodécima vez ninguno de los representantes de la comunidad cristiana maronita alcanzó el respaldo de la mayoría de los 128 diputados.
A pesar de esta derrota, por primera ocasión llegaron al pleno de la unicameral legislatura dos propuestas consideradas serias por las fuerzas políticas como las nominaciones del exfuncionario del Fondo Monetario Internacional, Jihad Azour, y del líder del Movimiento Marada, Suleiman Frangieh.
Según analistas, el revés parlamentario sitúo la mirada en las posiciones de los bloques y si permanecerán tal y como están, después de un conteo de votos que otorgó 59 papeletas a favor de Azour y 51 para Franjieh.
En medio del escepticismo de su gente y el deterioro económico, la nación debate las propuestas presidenciales de Azour, el candidato de las principales fuerzas cristianas y Frangieh, el representante de la dupla chiita Amal e Hizbulah.
Fuera de las fronteras del país, Francia mantiene el calificativo de “madre cariñosa” como antigua exmetrópoli; y en ese sentido, los contactos días atrás del enviado especial Jean-Yves Le Drian con las partes involucradas en el expediente busca acentuar la posición gala.
Al mismo tiempo, París juega un papel activo dentro del grupo de países influyentes en la arena libanesa como Egipto, Arabia Saudita, Qatar y los Estados Unidos.
En el séptimo mes del año, el fin de más de tres décadas de mandato del gobernador del Banco Central, Riad Salameh, constituirá otro reto para los actores políticos, en medio de una investigación europea contra el directivo por malversar fondos públicos libaneses a gran escala.
A la luz de estas problemáticas, el secretario general de Hizbulah, Hassan Nasrallah, sentenció el 25 de mayo que la ecuación del ejército, el pueblo y la resistencia protege al Líbano del proyecto estadounidense-israelí, y la seguridad representa un requisito previo para cualquier solución económica y política.
Bajo un gobierno interino de limitados poderes constitucionales, Líbano intenta designar al presidente de la República número 14 después de la independencia como el primer paso para impulsar las reformas de recuperación y solucionar las dificultades de los ciudadanos.
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