Las Cancillería señaló en un comunicado que la robusta democracia participativa y protagónica de Venezuela “ni requiere ni acepta el tutelaje” de otras naciones, mucho menos de sistemas democráticos indirectos y con severas restricciones a la participación, impuestas por intereses económicos y un profundo racismo institucionalizado.
Indicó que esa discriminación registra cada año la privación del ejercicio de los derechos democráticos de grandes segmentos de la población afrodescendiente.
Convendría más a Estados Unidos aplicar correctivos oportunos y justos a su sistema electoral antes de buscar emitir juicios de valor sobre las acciones legítimas de las instituciones democráticas de otros países, subrayó.
La nota enfatizó que Washington “no tiene moral ni derecho de opinar sobre los procesos políticos en nuestro país», el cual ha demostrado ampliamente que es soberano e independiente, agregó.
El injerencismo de la Doctrina Monroe, así como los chantajes y amenazas de las medidas coercitivas ilegales y unilaterales, no tienen vigencia sobre un pueblo que ha decidido ser irrevocablemente libre, afirmó el comunicado.
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