Aunque su mandato debió caducar en un principio el 1 de octubre de 2022, Stoltenberg continuará en la jefatura de la OTAN hasta octubre de 2024, es decir, dos años más de los previsto, ante la falta de consenso en el bloque para elegir a otro candidato.
En su momento, los medios de prensa llegaron a manejar el nombre del presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, para ese puesto, pero luego esa posibilidad se desvaneció, a la par de diferendos internos surgidos en la agrupación noratlántica.
Constituye un honor para mí que los miembros de la alianza atlántica decidieran prorrogar mi estancia como secretario general de esa organización hasta el 1 de octubre de 2024, escribió el propio Stoltenberg en su cuenta de Twitter.
La decisión recibirá una confirmación oficial en la cumbre del próximo día 11, a celebrarse en Vilna, donde las plenarias estarán condicionadas por la polémica interna dentro de la OTAN sobre si es posible aceptar o no la demanda de Ucrania de ingresar al bloque.
El propio Stoltenberg, conocido por sus posiciones a favor del rearme a ultranza de Kiev y del incremento de los gastos militares de los países europeos, admitió que el tema de la membresía ucraniana quedaría fuera de la agenda de la cumbre.
Para el secretario general de la OTAN, Ucrania necesita ahora todo tipo de apoyo, tanto financiero, como económico, comercial y militar, pero sin una entrada oficial a la alianza, en cuyo quinto artículo de su documento base figura la seguridad colectiva de sus miembros.
Medios de prensa locales señalan que la inclusión de la república exsoviética al bloque militar significaría de facto la entrada en una confrontación directa con Rusia.
El 24 de febrero del año pasado, el presidente Vladimir Putin ordenó una operación bélica para proteger a la población de la región sublevada del Donbass, así como para desmilitarizar y desnazificar a Ucrania.
Desde el inicio de esa acción militar, Ucrania recibió armamentos de Occidente, en especial de países de la alianza atlántica, por un monto de más de 150 mil millones de dólares, denunció Putin en marzo último.
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