Esos programas contribuyen a garantizar el cumplimiento del derecho de las niñas y los niños a la educación, sin importar su etnia, discapacidades u origen geográfico, destaca un comunicado con motivo de la entrega de una donación de pupitres realizada en tres centros educativos de las comunidades de Upala: México, Bijagua y Aguas Claras, fronterizas con Nicaragua.
Esto forma parte de la estrategia que trabajamos en conjunto con Unicef para que niñas y los niños cuenten con espacios seguros y el entorno necesario para que puedan aprender de una mejor forma., afirmó la viceministra Administrativa del Ministerio de Educación Pública (MEP), Sofía Ramírez.
Aquí no hay diferencias entre niños y niñas nacidos en Costa Rica o Nicaragua o en otro país porque la educación es un derecho universal y hoy lo estamos garantizando con el apoyo de Unicef, añadió.
Esta entrega de pupitres es solo una de las acciones que realizamos en conjunto con el MEP, para aumentar la calidad y dignificar la educación y lograr que los niños puedan disfrutar de su aprendizaje, sin dejar de lado que están en un contexto difícil, porque esta es una zona migratoria y gracias al estado costarricense, también reciben educación, señaló.
Para la organización, esto es fundamental porque la educación es el motor más importante del desarrollo. Lo que vivimos hoy en Upala es un excelente ejemplo de lo que puede hacer la colaboración entre estados, organismos internacionales y donantes, comentó Javier Martos Mota, representante interino de Unicef en Costa Rica.
La entrega simbólica de pupitres tuvo lugar en la Escuela Rafael Ángel Sánchez Arrieta, en México de Upala, ante estudiantes, dirigentes comunales y autoridades educativas, gracias a la alianza entre MEP y Unicef.
De acuerdo con José Inés López, director de ese centro educativo, del total de 270 estudiantes el 27 por ciento presenta una condición geográfica o migratoria particular de las áreas fronterizas, por ejemplo, 50 son estudiantes costarricenses que, por situación económica o familiar, viven en poblados nicaragüenses y otros 25 por ciento son nacidos en Nicaragua, que pudieron optar por la regularización migratoria para continuar sus estudios en Costa Rica.
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