Olga Lidia Priel, vicecoordinadora de las agrupaciones de nacionales de su país radicados en el centro y sur de esta nación europea, manifestó que se reafirmó el compromiso en la lucha por la paz y la vida durante ese evento, paralelo a la Cumbre entre la Unión Europea (UE) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
En declaraciones vía telefónica a Prensa Latina, Priel resaltó la amplia participación en ese foro de movimientos sociales y fuerzas progresistas de Europa, América Latina y el Caribe, que sesionó en la Universidad Libre de Bruselas, donde se denunció la aplicación de sanciones que afectan a los pueblos y violan los derechos humanos.
Se refirió en particular a la condena unánime al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos contra Cuba, y su inclusión, de manera unilateral e injusta por el gobierno norteamericano en la lista de países patrocinadores del terrorismo, con el objetivo de recrudecer las presiones contra la Isla.
A la capital belga viajó para participar en la Cumbre de los Pueblos un amplio grupo de cubanos radicados en Italia, en representación de diferentes asociaciones, entre ellos Lázaro Martín, Ada Galano, Ileana Jiménez, Irma Castillo, María Cristina Piñeda y Diana Rodríguez, precisó la vocera.
Durante esas reuniones se debatió sobre las guerras sucias que se aplican desde los centros de poder contra países del Sur que buscan un camino propio, y las nuevas formas de agresiones a gobiernos y líderes, como el golpismo, el denominado lawfare referido a la judicialización de la política, la desinformación y las sanciones.
En su primera jornada, el 17 de julio, sesionó un panel para abordar las características, el impacto y el alcance extraterritorial del bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba.
Se trató además sobre el papel de los medios de comunicación en la divulgación de ideologías que promueven el odio, el aislamiento y el miedo para acompañar las guerras sucias contra las legítimas aspiraciones de los pueblos.
También se puso de relieve la creciente hostilidad de Estados Unidos en su empeño de controlar a América Latina y el Caribe, así como su propósito de subordinar a las naciones de la UE, para que se sumen a acciones que buscan como objetivo lograr la dominación regional.
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