De acuerdo con el texto, el plan presentado por el presidente Gabriel Boric durante su viaje a Europa para convertir al país en un pionero en ese combustible, no mide los potenciales efectos sociales y ambientales en los territorios donde se concentrará esa actividad.
El ejecutivo está comprometiendo a las regiones de Antofagasta y Magallanes, en el llamado norte chico y el sur, en una especie de “campeones del hidrógeno verde”, olvidando la promesa de descentralización energética, denunciaron los autores del documento.
Además, señalan, el desarrollo de este vector energético tal y como está propuesto, profundiza escenarios de injusticia ambiental y potencializa eventuales conflictos sociales y judiciales en Chile para ayudar a la autonomía estratégica europea.
La gran escala de dicha industria involucra miles de kilómetros cuadrados de gigantescos aerogeneradores y parques fotovoltaicos, desalinizadoras de agua y plantas de hidrólisis, construcción de puertos, caminos y líneas eléctricas de alta tensión.
Por las bahías y costas chilenas habrá barcos con amoniaco y plataformas, todo lo cual pondrá en peligro la biodiversidad y la forma de vida de quienes habitan esas zonas.
Agregan las casi 70 organizaciones firmantes de la declaración que la narrativa de una supuesta transición energética justa, como propone el proyecto gubernamental, no contempla compromisos para el resguardo de los territorios y el bienestar de las comunidades.
El hidrógeno verde se produce por la electrólisis del agua utilizando energías renovables y puede ser almacenado y utilizado para la industria petroquímica y química, en la refinación de combustibles fósiles, la producción de amoniaco y el transporte.
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