En conferencia de prensa este martes, representantes de las estructuras sindicales llamaron al paro del lunes al miércoles próximos, y reclamaron a las autoridades adoptar medidas adecuadas para frenar a las pandillas que “siembran el terror en el país”.
También alentaron a los ciudadanos a respetar el paro y señalaron el impacto de los altos precios de los productos petrolíferos en los hogares vulnerables.
La semana pasada, una nota de los ministerios de Economía y Finanzas y de Comercio e Industrias confirmó una leve reducción de los costos del combustible en el mercado local, con lo cual la gasolina pasó de 570 a 560 gourdes (de 4,16 a 4,08 dólares), el gasóleo de 670 a 620 (de 4,89 a 4,53 dólares) y el queroseno de 665 a 615 (de 4,85 a 4,49 dólares).
No obstante, sindicalistas como Méhu Changeux, presidente de la Asociación de Propietarios y Choferes de Haití, calificaron la medida de insignificante y aseguraron que esperarían la culminación de los exámenes oficiales para reaccionar.
También adelantó que reclamarían al Gobierno el cumplimiento del decreto de 1995, que establece una disminución de los precios de los combustibles si sus valores descienden en el mercado internacional.
No obstante, una fuente cercana a la Asociación de Distribuidores del Petróleo dijo al diario Le Nouvelliste que, si realmente el Gobierno aplica la ley, el precio de la gasolina sería aún mayor.
De acuerdo con la fuente, que pidió el anonimato, si las autoridades adoptaran esa disposición, el costo de la gasolina sería de 645 gourdes (unos 4,70 dólares), mientras que el diésel descendería a 550 (poco más de cuatro dólares).
Actualmente el Estado tiene una pérdida fiscal de 84,52 gourdes (unos 62 centavos de dólar) por la gasolina, mientras que el diésel le generará un excedente de 64,90 gourdes (casi 48 centavos de dólar), afirmó.
En septiembre pasado, el Gobierno anunció un aumento de más del 100 por ciento de los precios de los combustibles, lo cual generó masivas protestas y la paralización de la mayoría de los servicios del país.
Unas semanas después, grupos armados bloquearon la distribución de los productos petrolíferos, con un grave impacto en el funcionamiento de los hospitales, que redujeron al mínimo sus servicios y algunos cerraron a pesar de un rebrote del cólera.
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