La obra, una de las seleccionadas para la edición 80 del prestigioso festival italiano, es un homenaje al cineasta de la nación caribeña Nicolás Guillén Landrián (1938-2003), reconocida figura vanguardista dentro del cine nacional.
Con Landrián surge una paradoja, es uno de los cineastas menos conocidos por el público cubano y sin embargo uno sobre los que más se ha escrito; lo que tiene un gran interés académico, explicó Daranas en encuentro este lunes con la prensa.
Él poseía la capacidad de reflejar la espiritualidad de la nación sin necesidad de abordar muchas veces la religión, aunque la aborda; en su obra hay una mirada sumamente respetuosa de lo que somos como pueblo, opinó el realizador sobre el talento artístico del cineasta. «Landrián» hace una aproximación lo más honesta posible a este creador tan complejo y polémico sobre el cual existen tantas opiniones, añadió Roberto Smith, vicepresidente del Icaic.
Mediante entrevistas y material bibliográfico, el largometraje muestra al espectador pasajes de la vida y obra del controversial cineasta cubano, incluyendo su fase como poeta y las causas que lo llevaron a emigrar a Estados Unidos en la década de 1980.
Fue un proceso de arqueología cinematográfica la que ha realizado Daranas con el equipo del archivo y es un hecho histórico contar con esa filmografía, opinó Luciano Castillo, director de la Cinemateca de Cuba.
La presencia de esta obra en la Mostra de Venecia, como también se le conoce, es un gran honor para el país.
Al Festival se inscribieron más de dos mil películas, así que es un orgullo adicional que una obra cubana esté presente en la selección, eso ya es un premio en sí, reconoció Castillo.
Explicó que originalmente se pensaban enviar además del largometraje, los diez documentales de este cineasta de culto que se han logrado restaurar, pero el festival no acepta cortometrajes para la sección de Clásicos.
Sobre el significado que la película tiene para su realizador, Daranas declaró que era entre otras cosas «una misa espiritual que reivindica el sufrimiento y muchas cosas que lamentablemente siguen dañando nuestro cine».
El Festival Internacional de Cine de Venecia celebró su primera edición en 1932, y es el más antiguo del mundo; Cuba participó por primera vez de manera competitiva en 1969, aunque estrenó su presencia oficial en el evento en 1962, de forma informativa.
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