En las próximas semanas tendrá lugar el despliegue, aunque aún se desconoce si formará parte de una operación conjunta con otros Estados miembros de la Comunidad del Caribe (Caricom).
El primer ministro jamaiquino, Andrew Holness, dijo en conferencia de prensa que el compromiso de su país sigue en pie. No podemos llegar a las mil tropas, pero enviaremos lo que podamos, afirmó.
Añadió que las decisiones tomadas no pueden tener un impacto negativo en los propios desafíos de seguridad jamaiquinos; pero, independientemente de cómo nos sintamos acerca de la situación en Haití y cómo podría afectar a Jamaica, en el corazón de cada jamaiquino está la simpatía y la solidaridad, expresó.
Sin embargo, Myrtha Désulmé, fundadora y presidenta de la Sociedad Haití-Jamaica, manifestó su malestar ante cualquier intervención militar prevista y afirmó que lo que Haití necesita no es otra intervención destructiva disfrazada de misión humanitaria.
Estados Unidos y la ONU, que tienen un historial tan catastrófico en Haití, están buscando cobertura política de Caricom, Canadá, Jamaica, Kenia, o de quien sea que puedan obtenerla, para una intervención militar que lleve a cabo ciegamente la agenda exterior, contra la voluntad y los intereses del pueblo haitiano, denunció.
También expresó la importancia de la solidaridad de Caricom para aplicar de forma efectiva la Resolución 2653 del Consejo de Seguridad de la ONU, que detenga el flujo de armas hacia Haití y deje inoperativas a las bandas.
Los preparativos de la Fuerza de Defensa de Jamaica transcurren, mientras Kenia planea liderar una fuerza multinacional en el país caribeño, con mil policías.
Bahamas, por su parte, estableció su compromiso de enviar 150 personas de apoyo si aprueban la resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas presentada por Estados Unidos.
Haití vive una escalada de violencia entre bandas armadas y la policía que alimenta una crisis humanitaria causante del desplazamiento de miles de personas.
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