De acuerdo con una nota publicada en el sitio oficial de esa organización, la mayor y más importante de su tipo en este país, el rendimiento de las peras italianas descendió un 63,0 por ciento respecto al año pasado.
Similar situación se presenta con las cosechas de uvas, albaricoques, tomates, melones y berenjenas, así como se están afectando las de trigo y uvas de vinificación en un 10,0 y un 14,0 por ciento respectivamente.
Por otra parte, debido a la fuerte sequía bajó también un 10,0 por ciento la producción de leche, mientras que la obtención de miel se desplomó en 70,0 puntos porcentuales debido al “agotamiento” de las abejas por el intenso calor.
Coldiretti apuntó en su reporte que “el récord histórico de temperatura fijado en julio estuvo acompañado en Italia de una media de 42 eventos extremos diarios a lo largo de la península, entre granizadas, tornados, olas de calor y vendavales, con un 83,0 por ciento más que durante el mismo periodo del año pasado”.
Ese análisis toma como referencia la Base de Datos Europea de Clima Severo (ESWD) y las apreciaciones del Servicio Copérnico, de Información sobre Cambio Climático, que consideraron el mes de julio pasado como el más caluroso jamás registrado en la Tierra, con 0,33 grados centígrados por encima del anterior récord, de igual mes en 2019.
“Estamos ante una tendencia evidente hacia la tropicalización, con mayor frecuencia de manifestaciones violentas, desfases estacionales, lluvias cortas e intensas y la rápida transición del calor al mal tiempo”.
“El año 2023 ha estado marcado primero por una fuerte sequía que comprometió los cultivos en el campo y luego durante algunos meses por la multiplicación de fenómenos meteorológicos extremos, lluvias abundantes y bajas temperaturas y finalmente por el tórrido calor de julio que secó la tierra”.
Coldiretti considera en resumen que este es “un año negro para la agricultura italiana con daños que, entre cultivos e infraestructuras, superarán las pérdidas por seis mil millones de euros sufridas en 2022”.
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