Los datos contrastan con las previsiones iniciales de un crecimiento del 0,3 por ciento para el próximo ciclo fiscal.
Según el documento, los principales retos siguen siendo la inflación, perturbaciones en el suministro y la distribución de productos petrolíferos y la depreciación de la moneda nacional, combinada con un clima de inseguridad persistente.
Todo ello ha puesto en peligro la aplicación de los programas y proyectos que deberían desarrollarse para alcanzar los objetivos de crecimiento y reducción de la pobreza, de acuerdo con el texto firmado por el primer ministro Ariel Henry.
Henry señala que pudieron mantener estable el marco macroeconómico a través de la movilización de ingresos y el control de la gestión del gasto público, a pesar de que no recibieron el apoyo presupuestario prometido.
No obstante, admitió el retroceso de la inversión privada y el bajo ritmo de ejecución del Programa de Inversión Pública, en particular el retraso en la aplicación del Plan Integrado de Recuperación de la Península Sur, los que no han podido desempeñar su papel de catalizador del crecimiento.
La Carta indicó además otros factores que influyen en el mal desempeño económico como la crisis sociopolítica y el deterioro de la seguridad, mientras que los choques climáticos, naturales, sanitarios y económicos agravaron la inseguridad alimentaria que afecta a la mayoría de la población desde hace varios años.
Además, las exportaciones que representan un promedio del 40 por ciento del Producto Interno Bruto disminuyeron en torno al 21,6 por ciento en los primeros cinco meses de este año, como consecuencia del cierre de empresas principalmente de fabricación textil.
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