De acuerdo con el análisis divulgado este jueves en el sitio oficial de ese organismo gubernamental, tal desaceleración inflacionaria estuvo motivada, entre otros factores, por una ralentización en el crecimiento tendencial de los precios de los servicios relacionados con el transporte, que pasaron del 4,7 a solo un 2,4 por ciento.
Por otra parte, el incremento de los precios de los bienes energéticos no regulados también se redujo del 8,4 al 7,0 por ciento, en tanto en los de los alimentos elaborados la baja fue desde 11,5 a los 10,5 puntos porcentuales.
En otros bienes el descenso fue del 4,8 al 4,5 por ciento, y se apreció un ligero incremento de la caída interanual en la energía regulada de los 29 hasta los 30,3 puntos porcentuales.
Estos efectos sólo fueron parcialmente compensados por las tensiones alcistas de los precios de los alimentos no elaborados, de los 9,4 a los 10,4 puntos, y de los servicios relacionados con la vivienda que ascendieron ligeramente del 3,5 al 3,6 por ciento, precisó la fuente.
Los expertos del Istat concluyeron en su informe que “la dinámica de la inflación, aún fuertemente influida por la evolución de los precios de la energía, refleja también la desaceleración tendencial de los precios de los productos alimenticios elaborados que, sin embargo, siguen creciendo relativamente sostenidos, así como de los servicios”.
jf/ort