El alto comisionado del organismo para los Derechos Humanos, Volker Türk, calificó el actual escenario como una «guerra desastrosa y sin sentido» con un impacto devastador en la vida, la salud y el bienestar de las personas, de acuerdo con un comunicado divulgado aquí.
Esta lucha «ha resultado en miles de muertes, la destrucción de hogares familiares, escuelas, hospitales y otros servicios esenciales, desplazamientos masivos, así como violencia sexual, actos que pueden constituir crímenes de guerra», expresó el representante.
Más de 4,3 millones de personas se vieron obligadas a huir desde el 15 de abril cuando iniciaron las hostilidades entre el ejército sudanés y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido, precisó por su parte William Spindler, portavoz de la Agencia de ONU para Refugiados (Acnur).
En este tiempo, más de 900 mil refugiados y solicitantes de asilo huyeron a países vecinos y 195 mil sursudaneses se vieron obligados a abandonar la nación.
Más de 3,2 millones de personas han sido desplazadas internamente, incluidos más de 187 mil refugiados que ya vivían en el país a comienzo de la crisis, según otras estimaciones de Acnur.
Cerca del 67 por ciento de los hospitales en las áreas afectadas están fuera de servicio, negando el acceso a la atención a decenas de miles de personas, apuntó por su parte la Organización Mundial de la Salud.
La portavoz de esa entidad, la doctora Margaret Harris, advirtió de dificultades para controlar los brotes de sarampión, malaria y dengue en curso.
Las condiciones son aún más peligrosas para los niños, dijo, con alrededor de un tercio de los niños menores de cinco años ahora crónicamente desnutridos.
El sarampión y la desnutrición equivalen a una sentencia de muerte para niños menores de cinco años, alertó la especialista.
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