La tragedia marcó un cambio en las siguientes operaciones porque, aunque los humanitarios son respetados en todo el mundo, también pueden ser el blanco de quienes les harían daño, de acuerdo con el mensaje emitido por el secretario general de ONU, António Guterres, en víspera de la conmemoración.
En 2023, el organismo prevé llevar ayuda vital a 250 millones de personas en 69 países, 10 veces más que en el momento del atentado con bomba en el Hotel Canal, añadió el alto representante.
Sin embargo, la financiación está muy lejos sobre todo por el impacto de las crisis globales.
En este contexto «es inaceptable que los trabajadores humanitarios se vean obligados a reducir la ayuda a millones de personas necesitadas», enfatizó Guterres.
Entre otros desafíos, el secretario general reconoció además las crecientes tensiones geopolíticas; el desprecio por el derecho internacional humanitario y de derechos humanos; así como las agresiones deliberadas y campañas de desinformación.
«El humanitarismo mismo está ahora bajo ataque. Pero estas pruebas han fortalecido a la comunidad humanitaria mundial», insistió.
La ceremonia, en la sede del organismo en Nueva York, estuvo encabezada por el presidente de la 77 Asamblea General, Csaba Korosi, así como por sobrevivientes y familiares del atentado.
Desde 2008, la Asamblea General aprobó el establecimiento de esta fecha como el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria en homenaje a las víctimas de aquel y otros ataques contra estas labores.
El 19 de agosto de 2003, un atentado bomba en el hotel Canal de la capital iraquí cobró la vida de 22 trabajadores humanitarios, entre ellos el representante especial del secretario General de la ONU en ese país, Sergio Vieira de Mello.
A pesar de las consecuencias fatales, Naciones Unidas mantuvo su trabajo en la nación, que atravesaba una fuerte crisis.
Datos provisionales de la organización de investigación independiente Humanitarian Outcomes estiman 62 pérdidas de vidas humanas, 84 heridos y 34 secuestros este año en misiones humanitarias.
Otras cifras aseguran que el número de muertos en 2022 llegó a 116 mientras que el riesgo permanece alto en el actual contexto.
lam/ebr