La fecha rememora este año el vigésimo aniversario del ataque contra la sede de Naciones Unidas (ONU) en Bagdad, Iraq, en 2003, que resultó en 22 víctimas fatales y la destrucción del edificio que albergaba a más de 300 miembros del organismo.
Esta tragedia marcó un cambio en las siguientes operaciones porque, aunque los humanitarios son respetados en todo el mundo, también pueden ser el blanco de quienes les harían daño, de acuerdo con el mensaje emitido por el secretario general de ONU, António Guterres, en víspera de la conmemoración.
En 2023, el organismo prevé llevar ayuda vital a 250 millones de personas en 69 países, 10 veces más que en el momento del atentado, sin embargo la financiación está muy lejos sobre todo por el impacto de las crisis globales, añadió.
En este contexto «es inaceptable que los trabajadores humanitarios se vean obligados a reducir la ayuda a millones de personas necesitadas», enfatizó Guterres.
Entre otros desafíos, el secretario general reconoció además las crecientes tensiones geopolíticas; el desprecio por el derecho internacional humanitario y de derechos humanos; así como las agresiones deliberadas y campañas de desinformación.
Con el lema Pase lo que pase, estamos aquí, este 2023 la jornada honra al personal humanitario alrededor del mundo por su compromiso inquebrantable con las comunidades a las que sirven, sin importar quién ni dónde.
A pesar del peligro o las dificultades, son ellos los que se adentran profundamente en las regiones afectadas por desastres y en la primera línea del conflicto.
De acuerdo con los estatutos de la ONU, los trabajadores humanitarios están unidos por una misión compartida de salvar y proteger vidas, no obstante algunos datos provisionales de la organización de investigación independiente Humanitarian Outcomes confirman los riesgos de este trabajo.
Según sus estadísticas, este año se registraron 62 pérdidas de vidas humanas, 84 heridos y 34 secuestros en misiones humanitarias.
Otras cifras aseguran que el número de muertos en 2022 llegó a 116 mientras que el riesgo permanece alto con el agravamientos de conflictos en Sudán, Níger o Ucrania.
Los índices sitúan a Sudán del Sur como el país más peligroso para estas misiones con 40 ataques y 22 muertes en 2023.
En tanto el vecino Sudán ocupa un segundo lugar, con 17 ataques y 19 muertes hasta la fecha.
Otras cifras alarmantes se reportan en la República Centroafricana, Mali, Somalia y Ucrania.
En 2022, 444 trabajadores humanitarios fueron atacados, mientras que el año anterior se reportaron 460 que resultaron en 141 muertes.
«El humanitarismo mismo está ahora bajo ataque. Pero estas pruebas han fortalecido a la comunidad humanitaria mundial», reconoció en ese sentido el mensaje de Guterres para la fecha.
Los trabajadores humanitarios, que en su mayoría labora en sus propios países, están aún más cerca de las personas a las que sirven donde encuentran nuevas formas de aventurarse más profundamente en las regiones afectadas por desastres y más cerca de las líneas del frente del conflicto para salvar y proteger vidas.
La fecha reitera la vocación del organismo para servir a todas las personas necesitadas sin importar quién, dónde o qué.
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