Anelli indicó que, sin dudas, se trata de una cifra alta para esta difícil etapa económica, pero aclaró que resulta posible obtenerla con una buena planificación plurianual, y añadió que cree que, de cara al presupuesto, hay que reafirmar el concepto de que invertir en salud no es perder dinero sino, a la larga, ganarlo.
En tal sentido, a principios de agosto el ministro de Salud, Orazio Schillaci, presentó una solicitud urgente al titular de Economía, Giancarlo Giorgetti, de cuatro mil millones de euros más para el sistema sanitario.
Estos fondos, según argumentó Schillaci, se utilizarían para abordar el delicado problema de los recursos humanos, cuyo futuro corre el riesgo de tambalearse si no se toman medidas decisivas.
Una parte sustancial de ese dinero se destinaría a incentivos para el personal sanitario, con el objetivo de hacer más atractivo el Servicio Nacional de Salud y retener a los profesionales, que huyen a otros países o a otros sectores.
Guido Quici, presidente de la Federación Cimo-Fesmed, sindicato que representa a más de 14 mil médicos, señaló al respecto este lunes que no se está haciendo nada para encontrar los cuatro mil millones que pide el ministro Schillaci.
Se refirió a la necesidad de una lucha seria y concreta contra la evasión fiscal que, por sí sola, haría posible encontrar mucho más dinero, para dedicarlo a ese fin, que cualquier impuesto sobre las ganancias extraordinarias.
Entre 2010 y 2020, apuntó, Italia fue el segundo país a nivel mundial con la mayor reducción en la tasa de hospitalización, con una caída del 32,61 por ciento, equivalente a 93,13 por mil habitantes contra las 160 previstas por la norma.
No se puede recortar más el número de camas hospitalarias ni la tasa de hospitalización, considerando que ambas están muy por debajo del estándar que establece la ley, lo cual ilustra la gravedad de la situación, añadió Quici, quien precisó que en esa década se perdieron 39 mil camas.
Debido a esos recortes, en Italia hoy solo se dispone de 3,18 camas hospitalarias por cada 100 mil habitantes y la situación tiende a agravarse, advirtió.
Si la intención es privatizar el Servicio Nacional de Salud, sería necesario tener al menos el coraje de confirmar públicamente una decisión ya tomada hace algún tiempo y explicar las consecuencias a los ciudadanos, agregó el líder sindical.
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