Ovacionada una y otra vez, la reconocida artista, quien es una de las voces imprescindibles del pentagrama musical cubano e iberoamericano, anoche estrenó canciones, interpretó viejos y recientes temas de su amplia obra conocida por el público colombiano con quien interactuó de manera desenfadada e hizo más íntima su función.
Liuba, cuyas canciones se caracterizan por un alto nivel poético, variedad melódica, rítmica y temática y donde los géneros cubanos como la canción libre, la guajira, el son, la habanera y el danzón, siempre están presentes, compartió el escenario con la también cantante y autora antioqueña Luz Marina Posada, exponente excepcional de la canción andina y con Marta Gómez, una de las principales referentes del folclor colombiano y latinoamericano.
En declaraciones a Prensa Latina, aseguró que Colombia es muy importante para su carrera, y también para cualquier intérprete cubano porque es un país donde la música de Cuba se aprecia mucho.
Además, «el público es muy cálido, amoroso, que te sobrecoge y no se te olvida», aseguró la artista quien forma parte desde 1982 del movimiento de la Nueva Trova, fundado por figuras legendarias como Silvio Rodríguez, de quien interpretó Te doy una canción, y Pablo Milanés a quién le rindió homenaje.
«Colombia es un espacio de luz y libertad de la música cubana desde las más tradicional hasta la más actual. Es un espacio que adoro y al que siempre quiero volver», manifestó.
En su concierto ofreció canciones como Tu amor es el canto mío, Así es tu amor y Con Los Hilos de la Luna que dedicó a los migrantes en el mundo, entre otras de su rico y más conocido repertorio.
También cantó piezas de su nuevo disco Para volverte a ver y estrenó Tan solo una señal que, dijo, «es una plegaria y habla de la esperanza para poder sobrevivir a este mundo de hoy tan difícil y complejo».
Acerca de este vasto y variado catálogo presentado al público colombiano comentó a Prensa Latina que vino a dar un abrazo «y ese abrazo lo quería dar de la manera más grande, más amplia».
«Por eso recorrí los temas más importantes de toda mi discografía, sobre todo el primero Coloreando la esperanza con el que me di a conocer en Colombia en los años 1994 y 1995”, expresó.
No faltaron las canciones infantiles como Granito de Canela y Señor Arcoíris, elementos distintivos de su amplia obra y por lo cual fue nombrada en 2012 por la Unicef Embajadora de Buena Voluntad, en atención a la sostenida y cuidadosa labor que, como parte de su vocación por el trabajo social que realiza para los niños.
Reveló a Prensa Latina que está terminando un nuevo disco que se llama Canciones que no se extraviaron título con el que parafrasea al volumen titulado Cartas que no se extraviaron que reúne casi un centenar de misivas remitidas por la poetisa y narradora cubana, y premio Cervantes, Dulce María Loynaz.
Al referirse a su vida artística muy activa en diversos escenarios como Cuba, España y ahora Colombia expresó: «Siempre estoy trabajando, siempre estoy creando con un grupo de gente muy creativa, muy soñadora y exigente. Soy una privilegiada».
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