En un discurso televisado, el líder de la Resistencia islámica libanesa significó que el éxito en la victoria contra los grupos terroristas en las regiones septentrional y oriental de la Bekaa en 2017 constituyó una decisión popular.
La máxima figura del movimiento chiita denunció las presiones de Estados Unidos sobre el gobierno libanés de entonces para no autorizar a las fuerzas armadas a lanzar un ataque contra los takfiríes.
En este sentido, subrayó que los radicales y extremistas eran herramientas «estúpidas» en el proyecto estadounidense en la región de Medio Oriente.
A juicio de Nasrallah, hay partidos políticos en Líbano que apuestan por la supervivencia de las organizaciones armadas de la periferia.
El jefe de Hizbulah afirmó que la Resistencia no permitirá el retorno de los asesinatos a Líbano y «no aceptaremos cambiar las reglas de enfrentamiento existentes y los israelíes deben entenderlo», apuntó.
Sobre este tema, enfatizó que cualquier asesinato en suelo nacional de un libanés, un palestino, un sirio, un iraní u otros tendrá una fuerte reacción.
«Ni la amenaza ni la implementación de ellas detendrán la resistencia y sus movimientos», puntualizó.
La eliminación de organizaciones armadas extremistas como Frente Al-Nusra e ISIS (estado islámico) en agosto de 2017 exigió el actuar conjunto de los ejércitos libanés y sirio, además de la participación de los combatientes de Hizbulah.
El triunfo sobre unos tres mil hombres armados frenó el plan de aislar a Líbano y Siria mediante la expansión de organizaciones terroristas y cortar los suministros de la resistencia y sus conexiones.
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