La publicación del Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas y el Banco Interamericano de Desarrollo advirtió del impacto de la Covid-19 y la inflación actual en su alcance así como de las desigualdades existentes entre los países más y menos desarrollados del área.
Los planes de alimentación escolar lograron adaptarse y sobrevivir a la pandemia, pero la subida de los precios amenaza el número de beneficiarios de estos programas esenciales para lograr que los niños regresen y se mantengan en las aulas, aseguró.
Más de 80 millones de menores latinoamericanos y caribeños recibieron comidas en sus escuelas en 2022, sin embargo, el desarrollo desigual de los países es notable también en la calidad y alcance de la alimentación escolar.
De acuerdo con el estudio, el costo anual por cada menor es de tan sólo 10 dólares en los países de bajos ingresos de la subregión, mientras que, en las naciones de altos ingresos, se estima en 293 dólares.
Por otro lado, la cobertura de los programas oscila entre 30 por ciento y 100 por ciento de los estudiantes.
Como respuesta, los organismos de Naciones Unidas recomiendan que los centros educativos ofrezcan alimentos diversos, frescos y producidos localmente.
De esta forma se benefician los sistemas alimentarios locales, pequeños agricultores y las comunidades, mientras fomentan mejores hábitos alimentarios para toda la vida entre estudiantes y sus familias.
Además, reconocen las oportunidades para que las mujeres y los grupos indígenas se conviertan en proveedores de proyectos nacionales de alimentación escolar que son, en gran parte, desaprovechadas.
El informe insistió en la necesidad de invertir en la preparación de estos planes para responder a las crisis, incluidas las climáticas, ya que son una de las principales plataformas de protección social con amplia capacidad para apoyar a las poblaciones vulnerables de la subregión.
ONU estima que los gobiernos financian alrededor del 99 por ciento de los programas, con una inversión subregional de entre tres mil 600 millones de dólares (reportados) y siete mil 600 millones de dólares (estimados).
Al menos 19 países de la subregión cuentan con una política o ley específica de alimentación o nutrición escolar mientras que otros muchos desarrollan nuevos marcos.
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