La tasa de menores migrantes en la región alcanza el 25 por ciento, la mayor proporción a nivel global, mientras que el 91 por ciento de ellos tienen menos de once años, advirtió el análisis del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.
El movimiento se concentra principalmente en la selva del Darién entre Colombia y Panamá, la migración hacia el exterior desde América del Sur y en puntos de tránsito clave en el norte de Centroamérica y México.
“Cada vez hay más niños en movimiento, de edades cada vez más tempranas, a menudo solos y de diversos países de origen, incluso de lugares tan lejanos como África y Asia”, dijo el director de Unicef para América Latina y el Caribe, Garry Conille.
El fenómeno resulta especialmente complejo porque los flujos migratorios de la región a menudo se cruzan de manera que la mayoría de los países son puntos de origen, tránsito, destino y retorno al mismo tiempo, explicó el informe.
Esto convierte a América Latina en escenario de una de las crisis de migración infantil más grandes y complejas del mundo.
Los riesgos físicos a lo largo de las rutas migratorias irregulares son innumerables, especialmente para los menores, que a menudo atraviesan selvas, ríos, vías férreas y carreteras con riesgo su integridad, añadió.
“Incluso si logran llegar a su destino, su futuro suele seguir en riesgo”, enfatizó Conille.
Como respuesta, el organismo de Naciones Unidas propuso adoptar un enfoque regional integrado que garantice protección a los niños migrantes y refugiados así como a sus familias, y analizar las raíces de la migración forzada.
En ese sentido, Unicef consideró fundamental cinco puntos que detallan la necesidad de movilizar la protección internacional y atender las causas de la migración infantil en específico así como ampliar las vías migratorias seguras y regulares para ellos y sus familias.
Además, insistió en invertir en los países de origen para mejorar el acceso a los servicios, prevenir y responder a la violencia, y crear oportunidades de educación y medios de vida para niños, jóvenes y familias vulnerables.
Es necesario, agregó el texto, fortalecer los procesos fronterizos y de recepción para que tengan en cuenta a los más jóvenes así como lograr sistemas nacionales sólidos de protección infantil para salvaguardar a todos los menores, incluidos los migrantes y refugiados.
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