La exjefa del gobierno capitalino asume así desde este jueves el mando del programa político en curso, y libera de esa responsabilidad a su fundador quien, dijo, dedicará ahora más tiempo para tratar de concluir las obras en ejecución en los casi 13 meses que le restan de presidente de la nación.
El evento se realizó en el restaurante El Mayor en el centro histórico y no en una dependencia institucional, debido a que se trata de un acto de partido y no de gobierno, explicaron las autoridades.
Las llegadas de Claudia, primera en hacerlo, y unos 20 minutos después, de López Obrador -quien salió del Palacio Nacional a pie hasta el hotel- se produjeron en medio de una multitud que se mantuvo frente a la entrada del restaurante.
Después de la ceremonia de entrega de apenas unos minutos, ambos salieron a la calle y junto con los dirigentes de Morena, fraternizaron con el público que se mantuvo todo el tiempo concentrado en el lugar esperándolos.
Claudia leyó un mensaje en el cual agradeció el apoyo del pueblo a ella y se comprometió a continuar la obra de López Obrador, quien estaba a su lado, porque estaba convencida que ella será la primera mujer mexicana que asume la presidencia del país, y reiteró el lema Es un honor estar con López Obrador”.
Evidentemente emocionada, agradeció el gesto del mandatario de entregarle el bastón de mando de la 4T lo cual la compromete más todavía a ser la continuadora de esa obra.
La ahora también candidata a la presidencia de México en las elecciones generales del 2 de junio de 2024, recibió el cariño de sus conciudadanos y respondió dando abrazos y apretones de mano, a los más cercanos a su paso, entre gritos incesantes de “Claudia presidenta” y vivas a AMLO, como le dicen al mandatario, quien no usó de la palabra.
También llegaron al lugar de la histórica cita los compañeros que compitieron con ella por la candidatura presidencial Adán Augusto López, Ricardo Monreal, Gerardo Fernández Noroña y Manuel Velasco, quienes se veían sonrientes y muy solidarios con Claudia.
No asistió, como había anunciado, el excanciller Marcelo Ebrard, quien se molestó mucho porque el triunfo no le sonrió.
Su reacción ha sido bien compleja, al extremo de que son insistentes los rumores de que abandonará Morena, aun cuando sus cinco compañeros de candidatura y el propio presidente les han reiterado que las puertas del partido siguen abiertas para él.
También asistieron a la ceremonia de entrega del bastón de mando el presidente de Morena, Mario Delgado, su secretaria general, Citlalli Hernández, el jefe del Comité Ejecutivo Nacional, Alfonso Madrazo, y numerosos gobernadores de estados bajo el control morenista, entre ellos el jefe de gobierno capitalino Martí Batres.
En su conferencia mañanera de este jueves, el mandatario dijo que el bastón, una corta vara de madera con cintas multicolores simbolizando la unidad, es un objeto que se utiliza como complemento protocolario para otorgar autoridad a alguna persona sobre un grupo o colectivo identitario.
Él recibió el 1 de diciembre de 2018 uno original de las etnias aborígenes en el acto de asunción del gobierno en el Zócalo donde fue investido por chamanes y otros jefes indígenas, y cuyas cintas tienen solamente los colores de la bandera nacional, mientras que el de Claudia reúne todos los colores.
López Obrador había dicho que entregaría ese símbolo a quien debe de encabezar la transformación, quien debe darle continuidad a lo que es para nosotros lo esencial, el ayudar a los pobres, eso nos hace diferentes, la oligarquía no quiere al pueblo, no le tienen amor al pueblo, los oligarcas son clasistas y son racistas, no estoy inventando nada.
Hoy proclamó también que deja de ser dirigente del movimiento de transformación y reveló lo que diría a Claudia:
“Aquí te entrego este bastón, que representa los deseos de cambio y de transformación de millones de mexicanos, de quienes son los protagonistas de esta historia, que nosotros representamos. Yo he venido conduciendo el proceso, ahora te toca a ti seguir adelante”.
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