El galardón fue entregado por primera ocasión y se otorgará cada año para reconocer a quienes dedican su vida a la defensa de estos principios, que son el pilar fundamental de la convivencia, dijo la académica Faride Zerán.
De esta manera, agregó, reconocemos el trabajo de una mujer y un colectivo que luchan incansablemente por mantener la memoria de quienes no están, de los asesinados, torturados o desaparecidos durante el régimen militar (1973-1990).
Tras la imposición de la medalla, Alicia Lira agradeció a las organizaciones donde, dijo, se formó junto a numerosos compañeros en la resistencia y la búsqueda de quienes sufrieron por oponerse al terrorismo de Estado.
También recordó a su esposo, Felipe Rivera, secuestrado y asesinado por agentes del régimen militar el 8 de septiembre de 1986, y a su hermano Diego, muerto poco después por las torturas sufridas en un centro de detención.
Rememoró los primeros días, cuando junto con otros familiares de presos políticos iban a la fiscalía militar para saber sobre sus seres queridos con la consigna de no derramar una sola lágrima.
“Cuando uno tiene un sueño colectivo, sabe caerse, llorar, levantarse, reír y seguir adelante con más fuerzas”, expresó. Visiblemente emocionada, Alicia Lira declaró ser producto de su extracción social, una obrera de una fábrica textil en la sureña comuna de Plegaria, con militancia comunista como su esposo, con quien estuvo durante 17 años hasta su secuestro.
En la ceremonia intervino el ministro de Justicia Luis Cordero, quien señaló que durante décadas la búsqueda de las víctimas de la dictadura estuvo sólo en manos de las agrupaciones de familiares y los pasillos de los tribunales.
Ahora, dijo, con el Plan Nacional de Búsqueda, el Estado debe asumir su responsabilidad, porque fueron sus funcionarios, sus políticas represivas y toda la estructura en su conjunto los que cometieron esos crímenes y le corresponde responder por ellos.
Durante el acto realizado en el salón mayor de la Universidad de Chile también se entregaron los títulos póstumos y simbólicos a ocho estudiantes de ese centro, ejecutados políticos o desaparecidos después del 11 de septiembre de 1973.
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