De acuerdo con certificaciones de la Agencia de Normas y la Federación de Baloncesto de este país de África oriental 962 fieles de la iglesia Ministerios de Phaneroo, batieron palmas durante tres horas y 16 minutos por encima de las dos horas cinco minutos del vigente.
Aunque la convocatoria, presentada por la pastora del templo, tuvo un fin divino, loar al Mesías, estuvo sujeta a requisitos terrenales, a saber, que la ovación fuera ininterrumpida y se mantuviera por encima de los 80 decibelios, que no es poco, pero siempre está aquello de que la fe mueve montañas.
Armados de su fervor, y tal vez con un poco de apoyo celestial, los participantes llegaron jubilosos a su meta y ahora esperan que el afamado Libro Guinness de Récords lo lleve a sus páginas lo que tal vez imprima al famoso compendio un cierto olor de santidad.
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