En una declaración, ambas partes reiteraron su apego a la decisión del Comité Conjunto de Acción Palestina de un cese de las hostilidades en el campamento, luego de varios días de combate entre Fatah y grupos extremistas.
Funcionarios de los dos movimientos sostuvieron aquí una reunión para discutir los recientes acontecimientos en Ein al-Hilweh y destacaron la exigencia de entregar a los acusados del asesinato del general de división Abu Ashraf Al-Armushi al poder judicial libanés.
También coincidieron en el trabajo para facilitar el regreso de los desplazados a sus hogares, evacuar las escuelas lo más rápido posible y reconstruir el campamento.
El encuentro con sede en la embajada Palestina en Beirut contó con la presencia por Fatah del miembro de su Comité Central y supervisor del movimiento libanés, Azzam al-Ahmad; en tanto, la delegación de Hamas la encabezó el integrante de su Buró Político, Musa Abu Marzouk.
Con anterioridad, Hamas rechazó las acusaciones de apoyar junto a la Yihad Islámica e Hizbulah a los grupos armados en el conflicto en el campamento de refugiados.
A través de un comunicado, calificó tales falsedades de viejos y nuevos intentos desesperados por distorsionar la imagen del movimiento y de la resistencia palestina.
Un ambiente de cautela reinó ayer en materia de seguridad en el campamento, después de la renovación de los combates allí, con tres heridos, y de disparos alcanzados cerca del Banco Central, las cercanías de la filial de la Universidad Libanesa y zonas en el extremo sur de Saida.
A finales de julio, el campo fue testigo del estallido de violentos enfrentamientos entre Fatah y organizaciones extremistas, y la escalada aumentó después del asesinato del comandante de las Fuerzas de Seguridad Nacional Palestinas en Saida, Abu Ashraf Al-Armushi, y cuatro de sus compañeros.
El campamento de Ein al-Hilweh es el más grande de los 12 asentamientos de palestinos en Líbano con alrededor de 80 mil ciudadanos, de un total de 250 mil por toda la nación.
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