Un nuevo informe interinstitucional coordinado por esa agencia de Naciones Unidas ratificó que ese incumplimiento socava los esfuerzos mundiales para hacer frente al hambre, la pobreza y la mala salud, mejorar el acceso al agua potable y la energía y muchos otros aspectos de la Agenda 2030.
De ese portafolio apenas el 15 por ciento avanza, y por el contrario no ocurre así en la reducción de la brecha de emisiones de gases de efectos invernadero, en particular las prometidas por los países y las necesarias para alcanzar el objetivo de temperatura del Acuerdo de París (1,5 grados).
El informe precisó que 2023 ha demostrado con demasiada claridad que el cambio climático ya está aquí, las temperaturas récord abrasan la tierra y calientan el mar, mientras las condiciones meteorológicas extremas causan estragos en todo el planeta.
Los avances científicos y tecnológicos revolucionarios, como la modelización climática de alta resolución, la inteligencia artificial y la predicción actual, pueden catalizar la transformación para alcanzar los Objetivos, declaró el secretario general de la OMM, Petteri Taalas.
Además, señaló que un Sistema de Alertas Tempranas Universal, que debería alcanzarse en 2027, no solo salvaría vidas y medios de subsistencia, sino que también ayudaría a salvaguardar el desarrollo sostenible.
El informe muestra, por ejemplo, cómo las predicciones meteorológicas ayudan a impulsar la producción de alimentos y a acercarse al objetivo del hambre cero.
También la integración de la epidemiología y la información climática ayuda a comprender y prever enfermedades sensibles al clima, y pueden hacer avanzar metas como la energía limpia, la mejora de la salud, los océanos sostenibles y las ciudades resilientes.
La OMM destacó que en los últimos 50 años se registraron casi 12 mil catástrofes generadas por fenómenos meteorológicos, climáticos e hidrológicos extremos, que causaron más de dos millones de muertes y 4,3 billones de dólares en pérdidas económicas.
Refirió que más del 90 por de estos fallecimientos y el 60 por ciento de las pérdidas se produjeron en países de ingresos bajos y medios, lo que socava el desarrollo sostenible.
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