Como todos los años, 16 mil 134 integrantes de las fuerzas armadas participaron en el vistoso desfile conmemorativo del 213 aniversario de la Independencia, cuya temática destaca en esta ocasión el 200 aniversario de la fundación del Heroico Colegio Militar.
De la Secretaría de Defensa participaron más de 14 mil elementos y de la Marina poco más de dos mil, aunque en los tiempos modernos se añade a la fuerza aérea con las filigranas de sus escuadras de aviones de guerra.
El pueblo acude en masa a los lugares del desfile, cuya ceremonia comienza en el Zócalo con el Himno Nacional, los honores a la bandera y el pase de revista en un vehículo militar por el presidente Andrés Manuel López Obrador como Comandante en Jefe, acompañado de los altos cargos de las tres armas.
Columnas de hombres y mujeres, 16 vehículos operativos y blindados, 11 embarcaciones y seis aviones Texan II T6C, dos de ellos tripulados por mujeres, fueron admirados por decenas de miles de ciudadanos que ocuparon desde temprano los lugares del desfile para verlos de cerca, mientras los aviones sobrevolaron la ciudad, lanzando chorros de humo con los colores de la bandera.
Por segundo año consecutivo desfilaron en el contingente naval los alumnos de las escuelas náuticas y la Marina Mercante.
La Defensa Nacional, los integrantes del Ejército, Fuerza Aérea, Guardia Nacional y cadetes del Heroico Colegio Militar realizaron la más grande salva de fusilería que hasta la fecha se ha ejecutado; asimismo, 15 piezas de artillería ejecutaron al unísono un imponente disparo de una salva con humo carmesí.
Participaron 17 delegaciones extranjeras de los países hermanos de Belice, Brasil, Chile, China, Colombia, Corea del Sur, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nepal, Nicaragua, Panamá, República Dominicana, Rusia y Uruguay.
El desfile militar es uno de los espectáculos más esperado de las fiestas patrias y es el mayor encanto, sobre todo para los niños; pero, en especial, tiene una significación histórica muy elevada.
Después del Grito de Dolores del cura Hidalgo en Guanajuato, el pueblo mexicano se lanzó con las armas en la mano a consumar la independencia proclamada la noche del 15 de septiembre.
La lucha por la independencia siguió después del alevoso asesinato de Hidalgo, quien fue decapitado y su cabeza exhibida durante 10 años en la plaza pública de Guanajuato. Pero, el pueblo venció los horribles estragos de la guerra, al costo de más de un millón de muertos.
En 1821, a 11 años del Grito, se logró la consumación de la independencia, después de la proclamación del Plan Iguala por Agustín Iturbide, quien creó el Ejército Trigarante bajo su mando, hasta que el 16 de septiembre de 1821, desde Tacubaya, Juan O´Donojú anunció la terminación de la guerra.
A las 10:00 de la mañana, el jefe máximo encabezó el desfile de entrada a la capital, avanzando con 16 mil 134 efectivos entre infantes, dragones de caballería y artilleros, con 68 cañones de diferentes calibres.
Entraron por el Paseo Nuevo hasta la avenida Corpus Christi, donde se detuvo en la esquina del convento de San Francisco, bajo un arco triunfal. El alcalde decano José Ignacio Ormachea le entregó las llaves de la ciudad.
El 28 de septiembre, la Junta Provisional Gubernativa realizó su primera sesión en el salón de acuerdos del recién nombrado Palacio Imperial. Los 38 miembros se dirigieron a la Catedral para jurar el Plan de Iguala y los Tratados de Córdoba.
A las nueve de la noche se llevó a cabo la firma del Acta de Independencia del Imperio Mexicano. México ya era un país libre, independiente y soberano.
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