Según el diplomático, “la comunidad internacional debe tomar todas las medidas necesarias para enviar de inmediato al enclave una misión interinstitucional de la ONU que supervise y evalúe la situación de los derechos humanos, humanitaria y de seguridad sobre el terreno».
Mirzoyán enfatizó en la necesidad de garantizar el acceso sin trabas de las agencias de la ONU y otras organizaciones internacionales a la región, así como pidió lograr la plena cooperación de buena fe de todas las partes con el Comité Internacional de la Cruz Roja.
El objetivo sería “incluir la identificación y el traslado de los cuerpos de los fallecidos a sus familias, la liberación de los prisioneros militares y civiles, y la entrega sin obstáculos de la ayuda humanitaria”, precisó el jefe de la diplomacia armenia.
«Las fuerzas de mantenimiento de la paz de la ONU deben movilizarse para preservar la estabilidad y la seguridad de Nagorni Karabaj», constató Mirzoyán.
El pasado 19 de septiembre, Azerbaiyán anunció el inicio de una «operación antiterrorista» en el enclave para lograr «la retirada de las tropas armenias» de ese territorio, que ha estado procurando la independencia desde 1988.
A su vez, Ereván negó la presencia de sus tropas en la región y tachó la operación de una «agresión» contra el pueblo de Nagorno Karabaj.
El Ministerio de Defensa azerbaiyano denunció ataques de tropas armenias a las posiciones de su Ejército, la explotación minera de recursos pertenecientes a Bakú, el aumento de trincheras y refugios en Nagorni Karabaj, incursiones con fines de reconocimiento y actos de subversión.
El 20 de septiembre, Bakú anunció que se había llegado a un acuerdo sobre una tregua en la región, cuyas condiciones incluyen, en particular, el desarme y la disolución de las formaciones ilegales armenias en la región.
La más reciente espiral de tensión en Nagorni Karabaj costó la vida a un número aún indeterminado de personas, entre ellas, seis miembros del contingente ruso de mantenimiento de la paz emplazado en la región.
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