De acuerdo con un comunicado oficial divulgado en el sitio digital del diario Corriere della Sera, la muerte del último de los capos que dirigieron esa organización criminal en la sangrienta etapa de los años 90, se produjo a las dos de la madrugada de este lunes como consecuencia de un tumor en el colon diagnosticado hace tres años.
Desde del 12 de septiembre los médicos del centro hospitalario, donde se encontraba internado desde el 8 de agosto, le suspendieron los tratamientos específicos y solo le mantuvieron la terapia del dolor, para aliviar los últimos días de quien causó tantas tragedias.
El peligroso jefe mafioso fue capturado el pasado 16 de enero en la sureña ciudad de Palermo, tras mantenerse durante 30 años prófugo de la justicia.
El arresto tuvo lugar durante un amplio operativo realizado en la clínica La Maddalena de la citada urbe, capital de la región de Sicilia, donde con una falsa identidad fue operado de cáncer en 2022, y desde entonces recibía periódicos tratamientos de quimioterapia.
Apodado como el Diabolik, fue condenado en ausencia en 1993 a cadena perpetua, como culpable de más de cincuenta homicidios, incluidos los de niños y mujeres embarazadas, así como por asociación mafiosa, atentados, robos y tenencia de explosivos, entre otros delitos.
El cuerpo de Messina se encuentra en la morgue subterránea del hospital, y será sometido a autopsia a petición de la Fiscalía de L’Aquila, de acuerdo con la de Palermo, tras lo cual se trasladará a Sicilia, donde será enterrado en el cementerio de su ciudad natal, Castelvetrano, ubicada en la sureña provincia de Trapani.
Antes de morir escribió que no quería un funeral religioso y atacó a la Iglesia, a la que acusó de estar “formada por hombres inmundos que viven en el odio y el pecado”.
El capo de la Cosa Nostra no murió ni será enterrado como un hombre libre lo cual, según apunta la fuente, es una nueva victoria del Estado y una derrota de la mafia.
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