Medios de prensa locales denunciaron la nueva incursión, amparada por los uniformados, quienes expulsaron por la fuerza a los fieles musulmanes que se encontraban en el recinto religioso.
El Departamento de Dotaciones Islámicas palestino criticó la irrupción y las provocaciones de los colonos.
Las tropas israelíes impidieron a los jerosolimitanos entrar en la Ciudad Vieja para llegar a la Mezquita de Al-Aqsa, en el interior del complejo, también evacuaron de la zona a los periodistas presentes y endurecieron sus procedimientos para impedir su acceso, afirmó el portal noticioso Al Quds.
En ese contexto, el grupo palestino Yihad Islámica alertó que tales violaciones no quedarán sin respuesta.
Las operaciones de resistencia y los enfrentamientos con la ocupación israelí continuarán en todos los ámbitos para evitar sus planes de judaizar Jerusalén, subrayó.
Por su parte, el Ministerio de Asuntos Exteriores y Asuntos de Expatriados de Jordania condenó este martes “las continuas violaciones cometidas por colonos extremistas en la bendita Mezquita de Al-Aqsa y las restricciones israelíes impuestas a los palestinos en la Ciudad Vieja de Jerusalén”.
Según la agencia noticiosa Safa, unos cuatro mil 500 judíos irrumpieron en septiembre en la Explana de las Mezquitas.
Hace poco más de dos semanas, el movimiento israelí Beyadenu, un grupo considerado racista y extremista por los palestinos, anunció que unos 49 mil judíos ingresaron al complejo religioso durante los últimos 12 meses.
Los datos son tranquilizadores y alentadores, hay estabilidad y coherencia en el número de judíos que ascienden al Monte del Templo (como lo llaman los fieles de esa religión), expresó Tom Nisani, director ejecutivo de Beyadenu, que promueve el ingreso de esa comunidad al sitio, pese al rechazo generalizado de los árabes y los enfrentamientos que provoca.
El lugar es sagrado para las tres grandes religiones abrahámicas: judaísmo, cristianismo e islam.
Según los acuerdos alcanzados hace décadas a los no musulmanes, incluidos los judíos, solo se les permite visitar el complejo con numerosas condiciones y a ciertas horas, pero no rezar.
Ante el aumento masivo en el número de visitantes y la lenta expansión de la oración judía en el sitio, las autoridades musulmanas y palestinas denuncian que Israel intenta cambiar el statu quo.
La explanada forma parte de la ciudad vieja, ubicada en la parte oriental de la metrópoli, ocupada por el ejército de Israel durante la guerra de 1967.
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