Nosotros tomamos en cuenta tales declaraciones y eso es todo, comentó el ministerio germano de Relaciones Exteriores, que llama a Moscú a poner fin a la operación bélica en Ucrania y a evitar nuevas amenazas de uso de la fuerza.
En varias ocasiones, Moscú advirtió que cualquier medio de transporte o instalación involucrada en el rearme de Ucrania podría ser considerado como objetivo legítimo de sus fuerzas armadas.
La prensa capitalina especula sobre el posible envío de misiles alados de largo alcance Tartus (500 kilómetros) a Ucrania, un paso que, a decir de Moscú, representaría una escalada de la confrontación.
Medvedev recordó las declaraciones del Comité para la Defensa de Alemania, la diputada Marie-Agnes Strak-Zimmermann, relacionadas con la idea de suministrar los Tartus a Ucrania, para permitirle a ese país la posibilidad de asestar golpes en el territorio ruso.
El objetivo de efectuar ataques con los citados misiles sería entorpecer el suministro a las tropas rusas, lo cual, según la parlamentaria de la opositora Unión Democristiana, estaría acorde con el derecho internacional.
Pero entonces, en ese caso un ataque a las fábricas alemanas donde se producen los Tartus también cumpliría con lo establecido en el derecho internacional, comentó el también expresidente ruso.
El mandatario Vladimir Putin, después de desestimar la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) un acuerdo para frenar el avance de ese bloque al este, ordenó en febrero de 2022 una operación militar para proteger a la población de la región rebelde del Donbás.
Además, Putin, quien en su momento se refirió a la amenaza para la seguridad de Rusia de la ampliación de la OTAN, anunció el pasado año que la operación también buscaba desmilitarizar y desnazificar a Ucrania.
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