El titular de la ONU está alarmado por los informes sobre la muerte de decenas de civiles –incluidos desplazados internos, muchos de ellos mujeres y niños– en un bombardeo en el estado de Kachin en Myanmar el 9 de octubre, aseguró un comunicado divulgado por su portavoz, Sthéphane Dujarric.
El texto rechazó toda forma de violencia, incluidos los ataques cada vez más intensos del ejército en todo el país, y exigió que los responsables rindan cuentas.
Los civiles, remarcó, deben ser protegidos de conformidad con el derecho internacional humanitario.
Militantes y activistas de Kachin denunciaron este martes al cuerpo castrense, acusado de lanzar el ataque aéreo la víspera contra un campamento para personas desplazadas en ese estado norteño.
La acción dejó al menos 30 bajas, entre ellas una docena de niños, de acuerdo con reportes de prensa.
Por su parte, Naw Bu, portavoz del Ejército de Independencia de Kachin, denunció que 29 personas, entre ellas 11 niños menores de 16 años, murieron y otras 57 resultaron heridas en los ataques llevados a cabo por aire y artillería el lunes por la noche.
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