El ministro venezolano para las Relaciones Exteriores, Yván Gil, hizo el anuncio a través de su cuenta en X, antes Twitter, y señaló que “ha sido la defensa del quinto informe” de la República bolivariana ante este comité.
Subrayó que expusieron “en detalle” la situación de Venezuela y la acción del Gobierno nacional para proteger los derechos humanos.
Durante la presentación ayer del informe ante el Comité de DDHH, el alto diplomático sudamericano destacó los avances de su país en esa materia, de manera particular en los derechos civiles y políticos.
Gil denunció la campaña de odio promovida por Estados Unidos y afirmó que Caracas asiste a esta cita con espíritu constructivo.
Además de exhibir “nuestros logros y avances” en la implementación de los postulados consagrados en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, venimos a exponer los retos que aún persisten en este ámbito, manifestó.
El canciller, quien viajó con una delegación de alto nivel integrada por la Fiscalía, el Tribunal Supremo de Justicia y otras autoridades, manifestó el férreo compromiso de la nación sudamericana con el cumplimiento de las obligaciones internacionales asumidas, en virtud de los Tratados de Derechos Humanos.
Expresó que en poco más de un año esta es la cuarta evaluación de su país ante un órgano del Tratado, y esta quinta se realiza en un período crucial para la humanidad como fue el del coronavirus SARS-CoV-2, causante de la Covid-19, y la imposición de recetas neocolonialistas de dominación, entre otras.
Ante un mundo “complejo y conflictivo”, puntualizó, Venezuela mantiene su diplomacia bolivariana de paz y rechaza de plano cualquier vía injerencista que vulnere los principios de respeto a la soberanía, el derecho a la autodeterminación de los pueblos, la integridad territorial y la no injerencia en los asuntos internos.
Aseguró que la República Bolivariana es un Estado “promotor y garante de los derechos humanos, de manera particular en los derechos civiles y políticos”.
En la etapa que se analiza, denunció, la nación sudamericana fue objeto de una “perversa estrategia de cambio de régimen”, promovido por Estados Unidos y la ultraderecha internacional, que incluyó constantes agresiones, intentos de golpes de Estado, magnicidios, sabotajes a la industria petrolera y servicios públicos.
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