La popular agrupación cubana, con más de 80 años de actividad ininterrumpida y voces nuevas que se acoplan perfectamente a la sonoridad marcada desde su nacimiento (1939) por timbres como el de Pepe Olmo y Felo Bacallao, era esperada con ansias por los bailadores.
La gente coreaba las viejas piezas que la orquesta ha hecho inmortales desde la época de su creador Orestes Aragón en Cienfuegos y su sustituto Rafael Lay.
Viejos éxitos movieron los pies y la cintura de miles apretujados en la explanada, y resurgieron como si fuesen estrenos: Quiéreme Siempre, Me Voy Para La Luna, El bodeguero, Cachita, Pare cochero, Sabrosona, Aprende muchacho, Bombon Cha, o Calculadora.
La calidad armónica y temporal de la orquesta, que ya está en su tercera generación, demostrada en esta 51 edición del Cervantino, reafirmó por qué la Aragón es la madre de las charangas cubanas.
Igualmente validaron los numerosos premios obtenidos y la demanda en escenarios del mundo como el Carnegie Hall, Olympia de Paris y Lincoln Center.
También, que su discografía supere las 100 placas y
pertenezca al Salón de la Fama de la Música Latina de Nueva York y Las Vegas, o que la Unesco le otorgara la Medalla Pablo Picasso y la declarara Patrimonio de La Humanidad en 2005, sin contar sus reconocimientos en los Grammy Awards y Latin Grammy.
Esta 51 edición del Cervantino más importante del mundo, se inauguró el día 13 y se mantendrá con sus puertas abiertas hasta el domingo 29.
Por sus numerosos escenarios pasarán agrupaciones musicales, artistas, escritores, conferencistas, compañías de danza, artesanos y muchos más de una veintena de países. La Aragón fue la escogida para cerrar el bailable de este domingo en la más populosa plaza de Guanajuato, la Alhóndiga de Granaditas, donde también se presentó la noche inaugural Broadway va a Hollywood, con la Orquesta Sinfónica de la Universidad local.
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