En el estadio nacional Doroteo Flores fallecieron esa noche 84 personas (seis niños, siete mujeres), y hubo 200 heridos, recuerdo doloroso perenne en el alma de esta tierra.
Minutos antes del inicio oficial del partido eliminatorio rumbo al mundial de Francia 1998, en reacción violenta una multitud apretujada derribó la puerta general del lado sur y se abalanzó hacia el interior de la sede.
Antes de llegar a la gradería repleta, situada debajo del túnel, los fanáticos cayeron sobre los aficionados sentados, quienes murieron aplastados y por asfixia.
Los entonces presidentes de este país, Álvaro Arzú (1996-2000), y del tico, José María Figueres (1994-1998) ocupaban el palco de honor del estadio y fueron testigos de las inusitadas escenas que sorprendieron a los presentes.
Los atletas, consternados, comenzaron a ayudar y a recibir los abrazos de los desconsolados, describieron reportes de prensa.
El mandatario anfitrión, tras los rápidos sucesos, bajó a la pista y desde la media cancha decretó tres días de luto, mientras pidió al público que abandonara el recinto en orden para evitar más víctimas.
Las investigaciones posteriores señalaron una serie de factores combinados para que se presentara aquella masacre humana, como el sobrecupo en el estadio.
El Colegio de Ingenieros de Guatemala indicó que el Doroteo Flores poseía una capacidad para 32 mil 600 aficionados y esa vez se autorizó la impresión de 45 mil 700 boletos; aparte, se falsificaron unas 10 mil entradas.
Otra causa fue el consumo excesivo de bebidas alcohólicas, así como la falta de medidas de prevención y seguridad en la instalación para enfrentar una contingencia de tal magnitud.
Analistas observaron luego que el juzgado a cargo del caso dictaminó “delito de muchedumbre”, por lo cual los presuntos responsables quedaron absueltos.
Los estadios del planeta guardaron un minuto de silencio por este desastre y la federación internacional del deporte determinó la suspensión temporal de la cancha.
El Doroteo Flores se remodeló, dos años después reabrió sus puertas y redujo su capacidad. Pese a que cuenta con 26 mil 116 butacas, la Comisión de Prevención de Desastres solo permite la venta de 18 mil 313.
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