Solamente en septiembre se registraron una docena de incidentes de este tipo, de acuerdo con la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios.
A pesar de estos desafíos, el personal de la ONU y sus socios llegaron con ayuda a al menos cuatro millones de personas en el país, pero las necesidades van en aumento.
Hasta esta semana, unas 333 mil desplazados que huyen de la guerra en Sudán han llegado a Sudán del Sur a lo que se suma la inflación frente a una respuesta humanitaria con fondos suficientes.
Stéphane Dujarric, portavoz del secretario general, António Guterres, advirtió la víspera que el Plan de Respuesta Humanitaria para 2023 busca casi mil 700 millones de dólares, pero solo está financiado poco más del 50 por ciento, cuando quedan dos meses de año.
«Como resultado, los socios humanitarios se ven obligados a cambiar las prioridades e incluso suspender algunos programas de asistencia», agregó.
Los índices sitúan a Sudán del Sur como el país más peligroso para las misiones humanitarias con 40 ataques y 22 muertes hasta agosto de 2023.
En tanto el vecino Sudán ocupa un segundo lugar, con 17 ataques y 19 muertes hasta esa fecha.
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